El Concilio de Agda (Concilium Agathense) se celebró el 11 de septiembre de 506 en Agda en Languedoc, bajo autorización de Alarico II, rey de los visigodos de Tolosa. Fue presidido por Cesáreo de Arlés, bajo autoridad del papa Símaco. Se considera un concilio de transición entre la iglesia galorromana y la iglesia franca.
Concilio de Agda | |||||
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I Sínodo Diocesano de la Iglesia católica en la Aquitania y la Narbonense | |||||
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Fecha de inicio | 11 de septiembre del 506 | ||||
Aceptado por | Iglesia católica | ||||
Convocado por | Cesáreo de Arlés | ||||
Presidido por | Cesáreo de Arlés | ||||
Asistencia | 35 obispos. | ||||
Temas de discusión | Disciplina eclesiástica | ||||
Documentos y declaraciones | 47 cánones | ||||
Cronología | |||||
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Contó con la asistencia de 35 obispos, 24 personalmente y 11 representados por sacerdotes o diáconos:
Mientras Trasamundo, rey de los vándalos, perseguía fuertemente a los católicos en África para llevarlos más fácilmente a la apostasía, Alarico II, rey visigodo y arriano como él, permitió a los obispos católicos de la Galia celebrar un concilio en Agda. Era un avance respecto a la persecución que había llevado a cabo su padre Eurico. Los obispos de España no pudieron acudir a la convocatoria, por lo que fueron emplazados a un nuevo concilio en Toulouse para un año después. Sin embargo, poco se sabe de ese concilio y probablemente ni siquiera llegó a celebrarse, puesto que los visigodos fueron derrotados y prácticamente expulsados de la Galia en la batalla de Vouillé en abril de 507, dónde murió el propio rey Alarico a manos del franco Clodoveo.
Sus cuarenta y siete cánones auténticos se ocupan de la disciplina eclesiástica. Uno de ellos (el séptimo), prohibía a los eclesiásticos vender o enajenar los bienes de la iglesia, a la cual consagraron su vida; esto parece ser el primer indicio del posterior sistema de beneficios.
En general, sus cánones arrojan luz sobre las condiciones morales del clero y de los laicos en el sur de Francia al comienzo de la transición del orden social grecorromano al de los nuevos conquistadores. También son de cierta importancia para el estudio de ciertos principios de las instituciones eclesiásticas.