Las cloraminas son derivados de amoníaco y aminas orgánicas en los que uno o más enlaces N-H han sido reemplazados por enlaces N-Cl. Se pueden diferenciar dos clases de compuestos: cloraminas inorgánicas y cloraminas orgánicas.
Las cloraminas inorgánicas comprenden tres compuestos: monocloramina (NH2Cl), dicloramina (NHCl2) y tricloruro de nitrógeno (NCl3). La monocloramina, o simplemente cloramina, tiene una gran importancia como desinfectante para el agua.[1]
Existe una variedad de cloraminas orgánicas que son útiles en la síntesis orgánica. Entre ellas destacan la N-cloromorfolina (ClN(CH2CH2)2O), N-cloropiperidina y cloruro de N-cloroquinuclidinio.[4]
Las cloraminas se producen comúnmente por la acción de la lejía sobre aminas secundarias:
El hipoclorito de terc-butilo se usa a menudo en lugar de lejía:[5]
Las cloraminas también se forman por reacción del cloro con el amoníaco introducido en las piscinas por la transpiración humana, la saliva, el moco, la orina y otras sustancias biológicas, y por los insectos y otras plagas.[6] Las cloraminas son responsables del "olor a cloro" de las piscinas, así como de la irritación de la piel y los ojos. Estos problemas son el resultado de niveles insuficientes de cloro libre disponible, e indican una piscina que debe ser "sacudida" por la adición de 5 a 10 veces la cantidad normal de cloro.[7]