Claudio Bertoni Lemus (Santiago, 11 de febrero de 1946) es un poeta, fotógrafo y artista visual chileno.
Claudio Bertoni Lemus | ||
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Información personal | ||
Nacimiento |
11 de febrero de 1946 Santiago, Chile | (79 años)|
Nacionalidad | Chilena | |
Lengua materna | Español | |
Información profesional | ||
Ocupación | Escritor y poeta | |
Género | Poesía | |
Obras notables | Sentado en la cuneta, Ni yo, Harakiri | |
Distinciones |
premios Municipal de Literatura de Santiago, Mejores Obras Literarias Publicadas Ver todos | |
Estudió en el Liceo Alemán y luego ingresó en la facultad de Filosofía de la Universidad de Chile,[1] que abandonó pronto, después de conocer a la poetisa y artista Cecilia Vicuña, que se convertiría en su pareja por varios años. También realizó estudios de Música en el Conservatorio Nacional. A principios de los años setenta, se dedicó a la música (fue percusionista de Fusión, primer grupo de jazz-rock chileno), la fotografía y a la escritura.
Pasó algunas temporadas becado en Estados Unidos (1964, American Field Service en Denver; 1993, Beca Guggenheim). Vivió asimismo en Europa (adonde viajó con Vicuña en 1972), principalmente en Londres y París (1972-76). Precisamente en Gran Bretaña, en 1973, publicó su primer libro, El cansador intrabajable.[1]
Ha realizado importantes exposiciones fotográficas en el Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago (1995 Peligro a medio metro; 1998 Desnudos en el Museo) y participado en muestras colectivas en Alemania, Colombia, Ecuador, España, Estados Unidos, Gran Bretaña, Holanda, México, Portugal y Suiza.
Es uno de los primeros chilenos que tradujo a Charles Bukowski.[2]
Vive en Concón desde que regresó a Chile, en 1976.[3] Hoy graba sus creaciones, y continúa escribiendo en su diario.
Haría falta una definición del silencio como locuacidad e incluso estridencia o aullido, para entenderlo como lo entiende este poeta que es músico, que es un fotógrafo; y todo ello porque es un practicante de lo que llamó Kerouac "un género de vieja y nueva locura poética Zen". [...] Su poesía hecha de fragmentos de un diario incesante -work in progress- de un implosivo, explosivo y acumulativo proceso de maduración, calla porque se mueve, casual y libremente, en el mundo de las relatividades (..."del revoltijo y la mentira") negándose a la falsedad de la trascendencia y de ciertos saberes fraudulentos. Excomunión de la pedantería, destierro de la gravedad, color local cambiante a tono con sus obsesiones errátiles, egotismo del antiego, cachondeos del goliardo que hace la alquimia de la delicadeza con los ingredientes fecales del lenguaje