Chile insular es un conjunto disperso de pequeñas islas y archipiélagos de origen volcánico en el Pacífico Sur, alejados de Sudamérica, que son territorios bajo soberanía de Chile: el archipiélago Juan Fernández y las islas Desventuradas forman el llamado «Chile insular continental», mientras que la isla Sala y Gómez y la isla de Rapa Nui, ambas geográficamente ubicadas en la Polinesia, forman el denominado «Chile insular oceánico». Todo Chile insular, administrativamente depende de la Región de Valparaíso.
Las islas Esporádicas no constituyen la totalidad del territorio insular de Chile, sino apenas unos 328 km² —aproximadamente el 0,3 % del área insular del país—. El resto corresponde a un conjunto mucho más amplio, integrado por unas 3739 islas y 2180 islotes, que en total abarcan cerca de 105 561 km².
En la política territorial chilena, este conjunto se distingue bajo la categoría de «Chile insular», en contraposición al «Chile continental», que comprende el territorio ubicado en América del Sur junto con sus islas adyacentes.[1]
De todas ellas, solo las islas de Pascua y Robinson Crusoe están habitadas. La primera, la más alejada del continente y culturalmente polinésica —parte de Oceanía, al igual que Salas y Gómez—, en tanto que las islas Desventuradas y el archipiélago de Juan Fernández son sudamericanas.
Las islas Esporádicas son administradas como parte de la Región de Valparaíso. Las islas de Pascua y Salas y Gómez forman la comuna de Isla de Pascua, único componente de la provincia homónima. Las islas Desventuradas y Juan Fernández pertenecen a la Provincia de Valparaíso, las primeras como parte de la comuna de Valparaíso y las segundas conformando la comuna de Juan Fernández.
En cuanto a los husos horarios, las islas Desventuradas y el archipiélago de Juan Fernández se ubican en el huso UTC-3 (horario de verano) y UTC-4 (horario de invierno), al igual que Chile continental, mientras que Isla de Pascua y la isla Salas y Gómez están con dos horas de diferencia (UTC-5 en verano y UTC-6 en invierno).
La isla de Pascua fue habitada por primera vez por una cultura polinesia conocida como el Rapa Nui, y los rapanui conocían la isla Sala y Gómez en tiempos prehistóricos. Por ello, los académicos suelen agruparlas dentro de Oceanía en lugar de América del Sur.[3] Los descendientes de los antiguos rapanui constituyen la mayoría de la población actual de la isla de Pascua, y se consideran polinesios, sin asociar su isla con la cultura de América del Sur.[4]
Las islas Juan Fernández y las islas Desventuradas están geográficamente más próximas a América del Sur, y no existe evidencia que sugiera un vínculo con los polinesios. Sin embargo, tampoco estuvieron habitadas por ningún grupo de indígenas americanos, a diferencia de las islas del Caribe en el océano Atlántico. Las islas Juan Fernández y Desventuradas han sido incluidas en definiciones más amplias de Oceanía, que la extienden más allá de las regiones etnoculturales de Australasia, Melanesia, Micronesia y Polinesia.[3] Esto no solo se debe a su condición de islas remotas del Pacífico sin conexiones geológicas con América, sino también a su fauna marina, que comparte muchas similitudes con el resto de Oceanía.[5][6]
La isla San Félix y San Ambrosio del archipiélago de las Desventuradas, como también la isla de Pascua son mencionadas en la obra del abate Giovanni Ignazio Molina como parte del territorio chileno en su obra titulada «Compendio de la historia geográfica, natural y civil del reyno de Chile» de 1766, traducido en 1788,[7] por lo que son consideradas parte del territorio heredado por Chile bajo el principio del uti possidetis iuris.
Algunas cartas de navegación de la Armada de Chile producidas por su Servicio Hidrográfico y Oceanográfico (SHOA) han descrito una serie de rocas, arrecifes e islotes en el Pacífico Sur, ubicados frente a las costas de Chile y que han sido reportados por navegantes a lo largo de más de un siglo. Sin embargo, expediciones posteriores no han podido corroborar la existencia de dichos accidentes geográficos. A pesar de ello, estos puntos han sido mantenidos en algunas cartas como forma de alertar posibles peligros para la navegación. La emergencia (quizás temporal) de esas rocas y arrecifes sería producto de la frecuente actividad sísmica en la región.[8]
Fuera de su inclusión en algunas cartas de navegación, esas rocas y arrecifes no aparecen descritas en la cartografía oficial chilena ni en la legislación actual de ese país, por lo que no forman parte efectiva de su territorio.
El más conocido de estos arrecifes fantasmas es la isla Podestá, que habría sido descubierta por un marino italiano en 1879 y que estaría localizada a 1390 km de distancia de Valparaíso a 32°14′S 89°08′O / -32.233, -89.133, pero de la cual no se han dado a conocer más avistamientos por lo que se mantiene categorizada como una isla fantasma y fue removida de las cartas en 1935.
Otras rocas y arrecifes serían:[9]
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