La challa o ch'alla o pago a la tierra es una práctica quechua y aymara realizada en Bolivia, Perú, Chile y Argentina, consistente en humedecer el suelo o algún elemento para el que se busca protección con bebidas de carácter ritual. Durante la práctica se invita el primer sorbo de la bebida a la Pachamama, y se pide fortuna para el objeto, emprendimiento o festividad involucrada, así como permiso para continuar obteniendo beneficios aquel. Esta invitación se realiza echando un chorro de la bebida al suelo, que representa a la Pachamama.
Challa | ||
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Localización | ||
Localidad |
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Datos generales | ||
Tipo | ritual | |
Origen | Aimara | |
Significado | compartir y agradecer | |
La tradición tendría su origen en los rituales relacionados con la agricultura,[1] en los que en agradecimiento a los frutos que se reciben de la tierra se convida a la Pachamama con ofrendas y regalos.
Aunque la práctica básica denominada challa consiste en el humedecimiento de la tierra, o invitación a la Pachamama, por extensión se denomina challa a todo el rito de agradecimiento relacionado, al que suele denominarse challar, pero que también incluye la realización de mesas de ofrenda, wajt'as, y el adornado de construcciones, viviendas, oficinas y negocios.[2]
Una práctica que acompaña la challa es la preparación de una mesa, conjunto de dulces y otros objetos ceremoniales que se ponen a arder hasta consumirse. Mientras dura el proceso, los celebrantes (entre los que puede haber un amauta o yatiri) van challando alrededor de la fogata, con bebidas como cerveza o vino de challa. Este ritual puede acompañarse con sahumerio que incluye incienso y hierbas arromáticas como la k'oa. El celebrante pasa el incensario por el lugar de la celebración o incluso alrededor de las personas que presentan la ofrenda a la Pachamama.
Muchas otras festividades incluyen durante su desarrollo en rito de la challa, y es común que en las fiestas con influencia aimara se destine el primer chorro de una bebida alcohólica a la Pachamama, echándose al suelo. Los prestes o festividades rotatorias también incluyen challas, y lo mismo sucede en matrimonios, velorios u otras actividades sociales en las que se consumae alcohol. Celebraciones locales como la Fiesta del Gran Poder y el rito de medio día de Alasitas incluyen la práctica de challar.
En el caso de las construcciones, viviendas y oficinas suelen rociarse las esquinas ordenadamente,[3] deseando suerte y pidiendo permiso.
Durante la celebración del carnaval,[4] en las regiones en las que se practica esta tradición, se destina el día martes para realizar ofrendas y adornar los objetos considerados regalos de la deidad y solicitar buena fortuna para el futuro. Esta práctica se halla muy extendida en Bolivia,[5][6] donde el rito se practica también el viernes en oficinas y lugares con abertura exclusiva en días de semana. Esta práctica se denomina challar la oficina.
Algunos elementos utilizados durante el martes de challa son los confites, mixtura, serpentina, sullus, cohetes, frutos, banderines y flores,[7] que se usan para adornar los objetos o lugares a encomendarse así como para desear fortuna a los participantes envolviéndolos en serpentina, cubriéndolos con mixtura y brindando con ellos. Los celebrantes del evento también incluyen hojas de coca en las ofrendas y usualmente practican el acullico.