El Carnaval de Bielsa es la fiesta más importante que se celebra en la villa de Bielsa (Huesca) España. Durante todo el año. Se viene celebrando de forma ininterrumpida desde tiempos inmemoriables, y se conserva tanto la esencia de la fiesta como la de sus personajes. Estos han cambiado muy poco desde principios del siglo pasado hasta nuestros días.
Antaño la celebración se prolongaba hasta el miércoles de Ceniza, pero actualmente se ha reducido al fin de semana anterior a la Cuaresma. Son fechas en las que se resucita una ancestral tradición que ni la Guerra Civil Española, ni el periodo de la dictadura posterior pudieron destruir ni paralizar. Estos carnavales han conservado con gran pureza los ritos precristianos. El carnaval comienza nada más pasada la Navidad, a partir del 17 de enero. Para San Antón la gente ya empieza a confeccionar los trajes. Es en esta fecha cuando aparecen por el pueblo unos personajes llamados goluchos, chavales disfrazados con harapos de arriba abajo, que pasean por todo el pueblo de casa en casa anunciando el carnaval. El carnaval comienza con la confección de Cornelio Zorrilla el jueves, por la noche, muñeco hecho con ropas viejas rellenas de paja que será colgado en la ventana del ayuntamiento y estará allí presente durante todo el carnaval. La fiesta termina el domingo por la noche, cuando este es juzgado por sus fechorías y condenado a morir apaleado y quemado en la hoguera.
Hay otros trajes que en cierto modo se pueden considerar tradicionales, aunque no serían considerados como tales si los comparamos con otros cuyos orígenes se pierden en la memoria de generaciones de belsetanes. Este es el caso de la hiedra (traje confeccionado con hojas de hiedra), el de copos de nieve (traje negro con bolitas de algodón) o el de aliaga (se cubre el tronco del cuerpo con ramas de esta planta y se disimulan con una gabardina de tela fina).