La capilaroscopía es una técnica diagnóstica para el estudio de los capilares. Su uso inicialmente fue empleado en el estudio del Fenómeno de Raynaud y de enfermedades reumatológicas de tipo autoinmune sistémico.[1]
Es una técnica no invasiva,[2] Inocua, fácil de realizar y bajo costo, que se puede constituir como un tamizaje que permite la observación in vivo del estado del tejido del metabolismo de la persona la micro circulación capilar y diversos estados anormales del paciente.
HISTORIA DE LA CAPILAROSCOPÍA:
La historia de la capilaroscopía es muy compleja, ya que propiamente no se habla de esta técnica sino hasta la década de los ochenta, sin embargo, puede hablarse de la historia del estudio de los capilares, donde diversos investigadores han aportado sus descubrimientos para concluir en lo que hoy conocemos como capilaroscopía a saber.
Este estudio, fue utilizado en un principio por la angiología, para ver los vasos capilares.[2]