Se llamaba campago (del latín, campagus) al calzado de los oficiales romanos.
Se diferenciaba de la caliga en que esta era una simple suela atada sobre el pie con algunas correas y el campago tenía una orla cosida alrededor de ella que cubría el talón y todos los dedos, dejando solamente descubierta la parte superior del pie. Además, se aseguraba con varias correas que se iban cruzando hasta media pierna.
Diccionario histórico enciclopédico, Vicenç Joaquín Bastús i Carrera, 1828