En la mitología griega, Brimo (en griego antiguo: Βριμώ, esto es, «furiosa» o «terror») es un epíteto que pudiera aplicarse a cualquiera de varias diosas con un aspecto temible y vengativo, entre ellas Hécate,[1][2][3] Perséfone,[3] Deméter[4][5] y Cibeles.[6] Se creía que los terrores nocturnos provenían de estas divinidades, o porque alguna de ellas, humillada y a punto de ser violentada, bramó terriblemente. Sea lo que fuere Brimo es el nombre con el que se conoce a la diosa del inframundo.[7]
Clemente de Alejandría cree que Brimo es un título de Deméter en Eleusis.[5] Hipólito de Roma cuenta que durante los misterios de Eleusis el hierofante anunció el nacimiento de Brimo: «¡La Señora ha dado a luz a un niño sagrado! ¡Brimo ha dado a luz a Brimo! Es decir, la Furiosa [Deméter] ha dado a luz a la Furiosa [Perséfone]».[8]
Licofrón escribió que «tampoco será oscura tu fama, mas la virgen Trimorfa, Brimo, la hija de Perses, te hará perra que asuste por las noches ladrando a los mortales que no honren con desfile de antorchas a la efigie de la dueña cerintia del Estrimón ni aplaquen, haciendo sacrificios, a la diosa ferea».[2] Brimo es Hécate porque cuando Hermes intentó forzarla durante una cacería, ella se enfadó y él se detuvo. Se dice que Hermes, habiéndose enamorado de ella, quiso mezclarse con ella por la fuerza mientras ella iba de caza, pero ella se enfadó con él y él, asustado, se alejó. Y a partir de ahí se la llamó Brimo. Como Hécate, se le llama Trimorfa porque tiene tres cabezas y porque participa en el cielo, la tierra y el Hades».[3]
Brimo es otro nombre colérico de las Erinias. Cuando Medea se aprestó a ayudar a Jasón tras coger la raíz de la planta infernal, clamó siete veces a Brimo: «Su raíz en la tierra era parecida a la carne recién cortada. Y, como el negro jugo de la encina en las montañas, el de esta lo había recogido ella en una concha del Caspio para preparar la pócima, tras bañarse siete veces en aguas de manantial perenne, tras invocar siete veces a Brimo nutricia de jóvenes, a Brimo la noctívaga, la infernal, la soberana de los muertos, en una noche tenebrosa envuelta en oscuro manto. Con un bramido se estremeció por debajo la sombría tierra».[1]