En la mitología griega, Briareo o Briáreo (en griego Βριαρεύς, Βριάρεως, Βριάρηος o Ὀβριάρεως,[2] ‘fuerte’;[3] en latín Briareus) era uno de los Hecatónquiros, gigantes de cien brazos y cincuenta cabezas hijos de Urano y Gea, y hermano de Coto y Giges.[4] En la Ilíada se nos dice que «los dioses lo llaman Briareo y todos los hombres Egeón».[5] Egeón («cabruno») también es el nombre de un dios del mar,[6] que según algunas fuentes sería su padre. Aun en otras, sería hijo de Talasa,[7] la diosa primordial del mar, o de Éter y Gea.[8]
Junto con sus hermanos, fue relegado al Tártaro primero por Urano y después por Crono, a quien habían ayudado a derrotar a aquel, hasta que fueron liberados por Zeus y lucharon junto a él en la Titanomaquia. Firme aliado de Zeus, fue invocado por Tetis para que ayudara al dios cuando había sido encadenado por Hera, Atenea y Poseidón en un intento de derrocarlo.[9] Como premio por sus servicios, Briareo se casó con Cimopolea, una hija de Poseidón, y se estableció con ella en un palacio en el río Océano; sin embargo no se les describe descendencia alguna.[10] Otras fuentes dicen que Briareo fue padre, sin mencionar la consorte, de una hija, Eólice,[11] o bien Etna.[12] Ovidio refiere que Briareo apoyaba el bando de los titanes y mató al ofiotauro con un hacha de adamantina pero Zeus, enviando al águila, le robó el sacrificio.[13] Otras fuentes tardías dicen que Sicano, epónimo de los sicanos sículos, era hijo de Briareo y hermano de Etna; Polifemo, Antífates y un tal Cíclope eran hijos de Sicano.[14]
Según un relato evemerista, citado por Paléfato, Coto y Briareo, en vez de ser gigantes monstruosos eran hombres mortales. Estos fueron denominados hecatónquiros porque vivían en una ciudad llamada Hecatonquiria. Ayudaron a los habitantes de Olimpia (los olímpicos) a expulsar a los titanes de su ciudad.[15]
Aristóteles afirma que las Columnas de Hércules se llamaban antes «Columnas de Briareo», pero después de que Heracles (nombre griego de Hércules) purificase la tierra y el mar convirtiéndose así en un benefactor de los hombres, estos le honraron abandonando la mención de Briareo por la de él.
En El Quijote de Cervantes se hace referencia a Briareo en el capítulo VIII de la Primera Parte, Del buen suceso que el valeroso Don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de felice recordación:
Levantóse en esto un poco de viento y las grandes aspas comenzaron a moverse, lo cual visto por don Quijote, dijo:
—Pues, aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo, me lo habéis de pagar.
En La Divina Comedia, el Dante pone a Briareo como un ejemplo famoso de soberbio en el Canto XII del "Cántico Segundo, El Purgatorio":
Vi al Briareo con mortal herida,por el rayo celeste fulminado,
y su gran forma en hielo convertida;
y a Palas y a Timbren, y Marte armado,
ver con Jove los miembros palpitantes
de titanes, en campo ensangrentado.