La batalla de Villar de los Navarros fue un enfrentamiento entre carlistas y liberales durante la Primera Guerra Carlista enmarcada en la Expedición Real. El triunfo permitió a los carlistas avanzar sobre Madrid. La batalla hizo creer a los legitimistas en las posibilidades de éxito de la Expedición Real, y por tanto, la victoria en la guerra.
Batalla de Villar de los Navarros | ||||
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Parte de Primera Guerra Carlista | ||||
Fecha | 24 de agosto de 1837 | |||
Lugar | Cerca de Villar de los Navarros, Zaragoza, España | |||
Coordenadas | 41°09′31″N 1°02′35″O / 41.158731111111, -1.0430019444444 | |||
Resultado | Victoria carlista | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
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Bajas | ||||
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Carlos María Isidro había organizado la Expedición Real para tomar Madrid y destronar a Isabel II, que contaba con siete años. El 15 de mayo de 1837 el pretendiente salió de Estella con 11.000 infantes y 1200 jinetes. En junio llegó a Cataluña y recabó apoyos. Tras muchas dificultades logró cruzar el Ebro y se reunió con Cabrera, aprovechando para reagrupar sus tropas en el territorio que dominaba en el Bajo Aragón. A principios de agosto, contando con más de 18.000 efectivos, comenzó la marcha definitiva hacia Madrid. En su paso por Aragón, el general liberal Marcelino Oraá decidió atacar a los carlistas, que a su vez se preparaban para la batalla.
El día 23, 12.500 carlistas al mando del propio don Carlos llegaron a Villar de los Navarros. Un días después, el 24, el liberal José Clemente Buerens empezó la batalla. Los carlistas, conscientes de su superioridad, decidieron pasar a la ofensiva y tras rechazar a la caballería cristina envolvieron a los liberales. A Buerens no le quedó otra que intentar un contraataque, pero su guía, desconocedor del terreno, llevó a los soldados isabelinos frente al barranco, siendo arrollados y cercados por los carlistas. Un ataque final por el flanco izquierdo completó la victoria carlista.
Los supervivientes isabelinos se refugiaron en Herrera de los Navarros y Belchite y el pretendiente don Carlos reanudó su marcha imparable hacia Madrid, ya sin oposición.[2] Numerosos soldados cristinos fueron capturados y encarcelados en Villarluengo, en pésimas condiciones.[3]
La batalla fue objeto de un artículo de Charles Lewis Gruneisen, periodista del Morning Post, que se publicó el 8 de septiembre. Gruneisen se había sumado a la columna carlista en uno de los primeros ejemplos de periodismo de guerra siendo considerado por algunos el primer corresponsal de guerra.[3] La obra de Gruneisen fue clave para la denuncia del incumplimiento del Convenio Lord Eliot sobre el trato a los prisioneros.[3]