La Batalla de La Cabrera fue un enfrentamiento militar librado en 1814 durante la Guerra de Independencia de Venezuela, entre las fuerzas realistas y patriotas con victoria de las primeras.
Batalla de La Cabrera | ||||
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Parte de Guerra de Independencia de Venezuela | ||||
Fecha | 17 de junio de 1814 | |||
Lugar | La Cabrera, cerca de Maracay | |||
Resultado | Victoria realista | |||
Combatientes | ||||
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Comandantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
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Después de la Segunda Batalla de La Puerta, el 15 de junio de 1814, Simón Bolívar se refugió en La Victoria con los restos de su ejército,[5][2] luego siguió a Caracas,[5] donde llegó al día siguiente.[2] El mismo 16 de junio, el caudillo de los llaneros realistas, José Tomás Boves,[6] entraba en Villa de Cura, a la vez que enviaba un cuerpo de su ejército a La Victoria. Luego siguió a Valencia,[7] tomando Maracay[2] ese mismo día.[7] En tanto, La Victoria fue ocupada y a la mañana siguiente se envió a la vanguardia realista, 1500 a 2000 jinetes al mando del capitán Ramón González, hacia Caracas,[6][2][8] mientras Boves siguió con el grueso de sus fuerzas a Valencia.[5]
En su avance se encontró con las fortificaciones de La Cabrera[5] o La Angostura, un estrecho istmo[2] entre las aguas del lago de Valencia y la sierra costanera[3] fortificado con un fortín en las alturas y atravesado por fosos que cortaban el camino[2][3] real a San Joaquín y Valencia.[3] El plan de los patriotas era retrasar lo más posible el avance de los realistas a Valencia y Caracas, dando el tiempo de preparar defensas adecuadas.[9]
Según el militar venezolano Feliciano Montenegro Colón, las posiciones eran defendidas por 500 soldados.[10] En cambio, los historiadores José Manuel Restrepo y Rafael María Baralt afirman que eran 250 fusileros en tierra[2][3][4][11] y 100 tripulantes en la escuadrilla.[2][3][4] De haber tenido más fusiles se habrían armado a muchos más, pues en el área había muchos refugiados de Villa de Cura, Cagua y Maracay.[3] Tenían una fuerza fluvial dominando el lago y compuesta de cuatro lanchas cañoneras.[2][5][3] Los comandaba en tierra el coronel José María Fernández[5][12] o el teniente de fragata Pedro Castillo y en el agua el alférez de fragata Idelfonso Molero.[2] Por su parte, el cronista realista José Domingo Díaz defiende que eran 1600 hombres apoyados en once cañones.[7]
Respecto a los realistas, los llaneros sumaban más de 3000 según Restrepo.[1]
Temprano en la mañana, Boves hizo un reconocimiento de la zona y descubrió que se podían flanquear las defensas.[1] A las 11:00 horas[5] del 17 de junio, atacó trepando un cerro ubicado al norte de las posiciones patriotas, bajando después al istmo por una parte no cortada y tomando a sus enemigos por sorpresa,[1] pues todos los preparativos se hicieron creyendo que la montaña era intransitable y que los llaneros sólo podían atacar por donde se esperaba. De este modo, los realistas evitaron el fuego de las cañoneras y apenas recibieron disparos desde el fortín.[3] Los republicanos se defendieron valientemente[1][13] porque se sabían sin retirada posible,[13] causándole muchas bajas a los llaneros pero acabaron sucumbiendo ante su inferioridad numérica.[1][13]
Casi todos murieron luchando,[13] incluyendo a su líder, coronel José María Fernández.[10][7] El caudillo hizo degollar a todo el que fue capturado.[1] Montenegro y Díaz llegan a afirmar que todos los defensores fallecieron.[7][10] El comandante Castillo huyó con cuatro lanchas a las islas del lago llevándose a toda la gente que pudo: primero a La Aparecida, luego a Burro y finalmente a El Horno.[14][13][4] Algunos sobrevivientes llegaron a esos refugios a nado o a lomos de sus caballos.[13] Otros no tuvieron tanta suerte y se ahogaron.[1][13] Los vencedores capturaron numerosos cañones, fusiles, municiones y las cañoneras.[15][16]
Inmediatamente después, el 18 de junio, Boves siguió hacia la ciudad de Valencia, exigiendo su rendición inmediata, sin embargo, la guarnición se negó, comenzando una feroz batalla.[1][14][17] Los sobrevivientes que acompañaron a Castillo resistieron cuatro meses en las islas hasta que el hambre y las disputas internas los hicieron salir de sus escondites. Algunos fueron capturados, pero otros lograron huir al mar Caribe para llegar a las Antillas.[1][13]