El barroco de Vilna (o Escuela de Vilna) es un estilo barroco tardío que se desarrolló a partir de la Universidad de Vilna en la arquitectura de las iglesias del Gran Ducado de Lituania y en los territorios regidos por la antigua Unión de Brest.[1][2][3]
El estilo se extendió sobre todo por la localidad y región de Vilna, los territorios de la comunidad polaco-lituana como Bielorrusia (iglesia y monasterio en Berezwecz, edificios religiosos en Minsk, Vítebsk, Iwaniec o Baruny), la Livonia polaca y Ucrania occidental), además de la zona sureste de la Corona del Reino de Polonia.
El barroco de Vilna fue formándose por alumnos de la Universidad de Vilna. El arquitecto más famoso de la escuela fue Johann Christoph Glaubitz (c. 1715-1767), considerado uno de los fundadores. Glaubitz trabajaba en la restauración de iglesias en Vilna y, a menudo, se inspiró en los edificios contemporáneos de Austria y Baviera.
Otros arquitectos que trabajaron en este estilo fueron el italiano Antonio Paracca, Ludwik Hryncewicz (el creador, entre otros, de la fachada de la iglesia Misionera en Vilna), Aleksander Osikiewicz, B. Kosiński, Owsiukiewicz, Johannes Tobias de Dyderstein, Johann Wilhelm Frezer, Abraham Wuertzner, Joachim Herdegen o Tomás Zebrowski. Las iglesias polacas creadas por Paolo Fontana (1696-1765), nacido en Italia, también están en estilo barroco de Vilna. Este estilo también fue el más popular entre los uniatas, lo que le dio un segundo nombre, «barroco uniato».[4]
El barroco de Vilna se caracteriza por sus perspectivas ascendentes, la simetría de sus dos torres y la ligereza general de las formas. Las torres son altas y muy esbeltas, estando cada piso diseñado de manera diferente, con una abertura alta y estrecha en cada uno y el conjunto rematado con una pequeña cúpula. Más tarde, se incidió en el recorte de los contornos fantasiosos de ventanas y puertas en la pared, una característica que también se utilizó en el norte de Italia, Calabria y Sicilia. También se utilizaron muros ondulados complejos en los hastiales y fachadas. Los edificios generalmente se erigieron sobre proyecciones rectas.[5]
Por su ligereza se opone al llamado estilo sármata que estaba muy extendido en el Gran Ducado de Lituania a finales del siglo XVII y principios del XVIII.[6]
Las iglesias, monasterios y arquitectura civil realizadas siguiendo el estilo del barroco de Vilna se conservan en los actuales territorios de Lituania, Bielorrusia, Polonia y Ucrania y Letonia.
Los santuarios de Vilna podrían tener una fachada principal con dos torres y otra, sin torre, similar a una puerta. En ambos casos disponían frontones de figuras. Además de en los santuarios católicos griegos y romanos, se extendió a las iglesias ortodoxas, ayuntamientos y palacios.
Muchas obras barrocas de Vilna, incluidas verdaderas obras maestras del estilo, fueron destruidas en los siglos XIX y XX directamente o por las diferentes invasiones, ideologías y guerras. Por ejemplo, si a principios del siglo XIX Vítebsk, en Bielorrusia, contaba con 11 obras únicas del barroco de Vilna (ocupaba un segundo lugar después de Vilna), solo una de ellas sobrevivió.
Resto del país:
Edificios construidos o reconstruidos en el siglo XX que hacen referencia al barroco de Vilnius:[7]