La barra antirrobo es, como su nombre indica, un dispositivo antirrobo que, al ser visible, puede tener una función disuasoria para los ladrones de coches. Hay básicamente dos tipos: los de una primera generación, que datan al menos a la década de 1920,[1] que son barras que sujetan el volante al pedal del freno o al pedal del embrague,[2] y una segunda generación consistente en un dispositivo que se coloca sobre el propio volante y que se extiende sobre el salpicadero,[3] evitando así que se pueda girar el volante.[2]
Un estudio sobre la incidencia de delitos realizado en la década de 1970 para el Home Office británico señaló que estos dispositivos visibles reducen la probabilidad del robo de un coche.[4]