Autorretrato frente al caballete es un cuadro del pintor alemán Victor Emil Janssen, realizado hacia 1828, que se conserva en la Hamburger Kunsthalle, en la ciudad alemana de Hamburgo.[1] Está pintado al óleo sobre papel sobre lienzo,[1] y muestra al artista trabajando ante el caballete en su propia habitación.[1] Es su obra conservada más importante,[2] ya que el pintor destruyó buena parte de su trabajo antes de morir,[3] y un icono del autorretrato romántico del artista,[1] además de la obra más solicitada en préstamo para otras exposiciones de todas cuantas forman la colección de la Hamburger Kunsthalle.[2]
Autorretrato frente al caballete | ||
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Año | Hacia 1828 | |
Autor | Victor Emil Janssen | |
Técnica | Pintura al óleo sobre papel sobre lienzo | |
Estilo | Romanticismo | |
Tamaño | 56,6 cm × 32,7 cm | |
Localización |
Hamburger Kunsthalle, Hamburgo, Alemania | |
El cuadro fue pintado hacia 1828 en Múnich,[3] ciudad a la que el artista se había trasladado el año anterior para estudiar en la Academia de Bellas Artes bajo la dirección de Peter von Cornelius y de Julius Schnorr von Carolsfeld.[3] Había nacido en 1807 y por lo tanto tenía unos 21 años en el momento de autorretratarse.
Hacia el final de su vida Janssen hubo de abandonar su carrera artística.[3] Padecía una dolencia emocional, a la que se sumó posteriormente una tuberculosis ósea que finalmente le impidió seguir con su trabajo.[3] Abandonó Múnich en 1843 y regresó a Hamburgo, donde moriría en 1845, pero antes de marchar destruyó la mayor parte de su trabajo.[3] No obstante, dio algunas de sus obras a su amigo el pintor Karl Koch y legó otras al pintor Friedrich Wasmann, en cuya finca fueron redescubiertas tiempo después.[3] Entre ellas se encontraba Autorretrato frente al caballete, que al principio se atribuyó al propio Wasmann.[1] De la herederos de Wasmann el cuadro pasó a la colección del pintor noruego Bernt Grönvold, en Berlín, y en 1928 ingresó por compra a sus herederos en la colección de la Hamburger Kunsthalle.[1]
Durante sus estudios en Múnich, el pintor, que padecía tisis, se retrató a sí mismo en su habitación, que también le servía de estudio.[1] La modernidad del cuadro reside en su implacable verismo, que se combina con los ecos de los viejos maestros.[1] Revela un enfoque absolutamente poco convencional en la representación autocrítica y, a pesar de la severidad de la forma, es de la mayor delicadeza pictórica.[3] La obra tiene ecos de la iconografía de Cristo como varón de dolores[1] y presenta al autor con la espalda hundida y el abdomen abultado, lo que ha sido visto como una imagen profética de su fatal enfermedad ósea, una leyenda que en gran parte ha sido refutada.[2] Según interpretaciones recientes, el foco de la imagen es menos la enfermedad que el proceso creativo vital del artista.[1] Esto es lo que indica la mirada escrutadora que mira al espectador, la postura mostrando seguridad en sí mismo a pesar de la espalda encorvada y la caja de pintura en primer plano.[1] El pintor creó así un icono del autorretrato romántico del artista,[1] que constituye su obra más importante.[2]
El arreglo de flores alude a la flor azul, que ha sido un símbolo del romanticismo desde la publicación en 1802 del libro Heinrich von Ofterdingen del escritor alemán Novalis.[1]
Ficha de la obra en la página web de la Hamburger Kunsthalle.