Augusta Louise Holtz nació en Czarnikau, provincia prusiana de Posen del Imperio alemán, ahora Czarnkow, condado de Czarnkow-Trzcianka, voivodato de Gran Polonia, Polonia, el 3 de agosto de 1871. Sus padres fueron Michael y Wilhemina Henrietta (Quade) Hoppe.

Holtz se mudó a los EE. UU. en 1873, a los 2 años. Su padre era dueño de una granja cerca de Troy, Illinois. Creció con tres hermanos. Se casó con Edward Holtz en 1900, quien murió en 1923. Tuvo cuatro hijos con él: dos varones (Edward y Augustus) y dos mujeres (Hester y Gertrude). Más tarde se mudó al condado de St. Louis, Missouri, donde murió en el Centro Geriátrico St. Sophia en Florissant.

Holtz conservó sus facultades cognitivas hasta sus últimos años y conservó una buena memoria que le permitió enumerar los nombres de los 23 presidentes estadounidenses bajo los que vivió. También disfrutaba de mantenerse al día con los acontecimientos actuales, que incluían a figuras públicas como Nancy Reagan y la princesa Diana. Cuando le preguntaron cuál era su secreto para la longevidad, sugirió “seguir celebrando cumpleaños”.

En 1985, cuando cumplió 114 años, estaba confinada en una cama de hospital y sufría de problemas de visión y audición. Sin embargo, en 1986, cuando cumplió 115 años, se la describió como más animada y comunicativa que el año anterior. Les dijo a sus hijas que creía que ese sería su último cumpleaños y que se sentía preparada para morir.

Según su nieta, no tenía un certificado de nacimiento que autentificara su afirmación y, por lo tanto, no figuraba en el Libro Guinness de los Récords. Sin embargo, su edad fue validada posteriormente por el Grupo de Investigación en Gerontología en 2012 y fue reconocida póstumamente como la persona de mayor edad validada después de la muerte de Mathew Beard el 16 de febrero de 1985.

Retroactivamente al momento de su muerte, fue la primera persona conocida que alcanzó indiscutiblemente la edad de 115 años.