El asesinato de Augusto Unceta-Barrenechea fue un atentado con armas de fuego perpetrado el 8 de octubre de 1977 por la organización terrorista ETA militar en la localidad vizcaína de Guernica y Luno (País Vasco, España), tomando como objetivo al presidente de la Diputación de Vizcaya Augusto Unceta-Barrenechea Azpiri cuando se disponía a practicar deporte en el frontón Jai-Alai de esa localidad.
Asesinato de Augusto Unceta-Barrenechea | ||
---|---|---|
Parte de Lucha contra el terrorismo en el País Vasco | ||
Lugar | Guernica, España | |
Blanco | Augusto Unceta-Barrenechea Azpiri, presidente de la Diputación de Vizcaya | |
Fecha |
8 de octubre de 1977 12:50 (UTC+02:00) | |
Tipo de ataque | tiroteo | |
Arma | subfusiles | |
Muertos | 3 | |
Perpetrador | ETA militar | |
Participante | 3 | |
El presidente de la Diputación resultó asesinado en el acto junto a sus dos escoltas, Antonio Hernández Fernández-Segura y Ángel Antonio Rivera Navarrón.[1] El ataque, que preludió el recrudecimiento en el uso de la violencia por parte de ETA en el periodo conocido como los «años de plomo», fue el más mortífero de la organización durante 1977.
El atentado contra Unceta-Barrenechea guardó similitudes con el asesinato de Juan María de Araluce Villar, presidente de la Diputación de Guipúzcoa, ocurrido un año antes. Tras aquel ataque, ETA había declarado su intención de eliminar a todos los responsables de las diputaciones vascas nombrados por el régimen franquista.[2] Entretanto, ETA político-militar, una de las tres facciones de la organización terrorista, anunció el 2 de octubre de 1977 su renuncia a la violencia como herramienta política.[3]
En los días previos al atentado, se produjeron actos terroristas de distinto signo. El 5 de octubre, la Alianza Apostólica Anticomunista (AAA), un grupo de extrema derecha, colocó una bomba en la sede de Punto y Hora de Euskal Herria, un semanario de la izquierda abertzale.[4] El 7 de octubre, un día antes del asesinato de Unceta-Barrenechea, aquella organización ultraderechista asesinó a un taxista al que acusaban de mantener vínculos con ETA.[5]
Ese mismo 7 de octubre, el Gobierno de Adolfo Suárez había aprobado además el anteproyecto de la Ley de amnistía para los presos políticos del franquismo, que finalmente fue ratificado por el Congreso de los Diputados el 14 de octubre de 1977.[6]
Augusto Unceta-Barrenechea había nacido en Guernica el 5 de diciembre de 1923. Había sido alcalde de la villa y ejercía como gerente de Astra, Unceta y Cía, una importante fábrica de armas fundada por su padre.[7] Fue nombrado vicepresidente de la Diputación de Vizcaya por la dictadura franquista en 1966, y más tarde pasó a presidirla.[7][8] Su último acto oficial antes de su asesinato tuvo lugar en septiembre de 1977, cuando asistió a un acto conmemorativo en memoria de Juan María de Araluce.[9]
Había recibido cartas de extorsión de ETA, exigiéndole el pago del denominado «impuesto revolucionario» –a lo cual se negó–, y había sido objeto de amenazas de muerte, motivo por el que tenía asignada una escolta compuesta por dos agentes de la Guardia Civil.[7]
Unceta-Barrenechea era aficionado a la pelota vasca, deporte que practicaba semanalmente en el frontón Jai-Alai.[10] El atentado se produjo cuando llegó al lugar: mientras aparcaba su coche, tres jóvenes descendieron de un vehículo cercano y abrieron fuego con subfusiles contra él y sus escoltas al grito de «Gora Euzkadi». El presidente de la diputación vizcaína recibió varios impactos en la cabeza y el pecho y falleció en el acto, al igual que sus guardaespaldas, que habían llegado en un coche aparcado a unos veinte metros detrás del objetivo del ataque.[9]
La acción, reivindicada ese mismo día por ETA militar, se convirtió no solo en el atentado más mortífero de la organización en 1977, sino también en el segundo en número de víctimas sucedido en España ese año, solo por detrás de la matanza de Atocha de enero, en la que la AAA asesinó a cinco militantes de izquierda.[2][11][12]
El asesinato de Unceta-Barrenechea fue interpretado como un intento de desestabilizar el proceso de negociación que mantenían el Gobierno de Suárez y la oposición.[4][13] ETA rechazó esta hipótesis en un comunicado, afirmando que, en su opinión, en España no se había instaurado una democracia y el país continuaba regido por una dictadura militar.[11]
El atentado fue condenado por todos los principales políticos, tanto de izquierda como de derecha, y los reyes Juan Carlos I y Sofía suspendieron su asistencia a un concierto en señal de duelo.[14]
Al funeral de Augusto Unceta-Barrenechea acudieron unas cinco mil personas, entre ellas dirigentes de la Unión de Centro Democrático, el Partido Nacionalista Vasco y Democracia Cristiana Vasca.[11][15] Durante la ceremonia, militantes derechistas de Fuerza Nueva y Alianza Popular protagonizaron una protesta contra el Gobierno, reclamando su dimisión, golpeando los vehículos de los políticos presentes e intentando sin éxito volcar el coche de Eduardo Navarro Álvarez, subsecretario del Interior.[15][16]
Posteriormente se colocó una placa en memoria de Unceta-Barrenechea en el Palacio de la Diputación Foral de Vizcaya, aunque en 2010 se rechazó la propuesta de instalar otra que recordara conjuntamente a aquel y a Araluce.[17] En agosto de 2008, el Ayuntamiento de Socuéllamos, localidad natal de Ángel Antonio Rivera Navarrón –uno de los guardias civiles asesinados en el ataque–, aprobó dedicar una calle a su memoria como homenaje póstumo.[18]
Tras la acción terrorista, la policía acordonó la zona e intensificó los controles en la frontera entre España y Francia próxima a Irún, así como en las carreteras montañosas del País Vasco y Navarra.[9] El vehículo utilizado por los atacantes fue hallado abandonado cerca de la carretera que une Guernica con Amorebieta;[9] había sido robado a punta de pistola por los tres perpetradores en la misma mañana del atentado.[11]
Los investigadores policiales recuperaron casquillos de Parabellum y Marietta tanto en el coche de los agresores como en el de la víctima.[9] En diciembre de 1978 fue detenido José Antonio Torre Altonaga, alias «Medios», quien señaló a dos dirigentes de ETA, José Manuel Pagoaga Gallastegui «Peixoto» y Francisco Javier Aya Zulaica «El Trepa» como participantes en el crimen.[19] El padre de «El Trepa» emitió un comunicado negando la implicación de su hijo.[20]
En 1989, el miembro de ETA Martín Apaolaza Azcargorta fue juzgado y finalmente absuelto por falta de pruebas.[21]
El asesinato de Augusto Unceta-Barrenechea marcó el inicio de una etapa más mortífera en las operaciones de ETA.[4][8] Durante los años siguientes, la organización intensificó sus atentados y el número de víctimas mortales aumentó de manera significativa.[8]