Una arteria es un vaso sanguíneo que transporta sangre desde el corazón a los diferentes órganos. Las arterias de la circulación sistémica transportan sangre con mucho oxígeno desde el corazón a la mayor parte de los órganos. Las arterias de la circulación pulmonar transportan sangre con poco oxígeno y mucho dióxido de carbono desde el corazón derecho hasta los pulmones. Las paredes de las arterias son muy resistentes y elásticas para tolerar la presión que ejerce la sangre al salir bombeada del corazón.
Arteria | ||
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Diagrama de las arterias más importantes en el organismo humano. | ||
Nombre y clasificación | ||
Latín | [TA]: arteria | |
TA | A12.0.00.003 | |
Información anatómica | ||
Sistema | Circulatorio | |
Arteria Vasa vasorún [editar datos en Wikidata] |
El término «arteria» proviene del griego ἀρτηρία artería, ‘tubo, conducción (que enlaza)’.
Las arterias y las venas conforman el aparato circulatorio que es fundamental para mantener la vida. Su función es la entrega de oxígeno y nutrientes a todas las células somáticas, la movilidad de numerosas sustancias, entre ellas las proteínas y las células del sistema inmunitario.
En los países desarrollados, las dos causas principales de fallecimiento son el infarto de miocardio y el derrame cerebral, ambas consecuencia directa del deterioro lento y progresivo del sistema arterial, un proceso que puede durar muchos años.
Las arterias son conductos membranosos, elásticos, con ramificaciones divergentes, encargados de distribuir por todo el organismo la sangre expulsada de las cavidades ventriculares del corazón en cada sístole.
Cada vaso arterial consta de tres capas concéntricas:[1]
Los límites entre las tres capas están generalmente bien definidos en las arterias. Las arterias presentan siempre una lámina elástica interna separando la íntima de la media, y (a excepción de las arteriolas) presentan una lámina elástica externa que separa la media de la adventicia. La lámina elástica externa se continúa a menudo con las fibras elásticas de la adventicia.
En la circulación general o sistémica, la sangre que sale impulsada del corazón pasa a través de un sistema de vasos arteriales de diámetro cada vez más reducido, hasta llegar a los tejidos, para volver después al corazón a través del sistema venoso. En esquema, el ciclo se puede resumir como sigue:
Tipo de vaso | Diámetro (mm) | Función |
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Aorta | 25 | Amortiguación del pulso y distribución |
Arterias elásticas | 1-4 | Distribución |
Arterias musculares | 0.2-1.0 | Distribución y resistencia |
Arteriolas | 0.01-0.02 | Resistencia (regulación flujo/presión) |
Capilares | 0.006-0.010 | Intercambio de gases/nutrientes/desechos |
Vénulas | 0.01-0.02 | Intercambio, recogida y capacitancia |
Venas | 0.2-5.0 | Capacitancia (volumen sanguíneo) |
Vena cava | 18-32 | Recogida |
Además de en el diámetro, los distintos vasos presentan diferencias en la composición de las tres capas.
Constituyen las arterias medianas y pequeñas del organismo. La media forma una capa compacta, esencialmente muscular, con una fina red de láminas elásticas. No hay lámina externa elástica. Ejemplo: las arterias coronarias.
Son las arterias más pequeñas y contribuyen de manera fundamental a la regulación de la presión sanguínea, mediante la contracción variable del músculo liso de sus paredes, y a la regulación del aporte sanguíneo a los capilares.
De hecho, la regulación principal del flujo sanguíneo global y de la presión sanguínea general se produce mediante la regulación colectiva de las arteriolas: son los principales tubos ajustables en el sistema sanguíneo, donde tiene lugar la mayor caída de presión. La combinación del gasto cardíaco y la resistencia vascular sistémica, que es la resistencia colectiva de todas las arteriolas del organismo, son los principales determinantes de la presión arterial en un momento dado.[2]
El sistema arterial es la porción del sistema circulatorio que posee la presión más elevada. La presión arterial varía entre el pico producido durante la contracción cardíaca, lo que se denomina presión sistólica, y un mínimo, o presión diastólica entre dos contracciones, cuando el corazón se expande y se llena. Esta variación de la presión en las arterias produce el pulso, que puede observarse en cualquier arteria, y que refleja la actividad cardíaca. Las arterias, debido a sus propiedades elásticas, también ayudan al corazón a bombear sangre, generalmente oxigenada, hacia los tejidos periféricos.[3]
Entre los griegos clásicos, las arterias se consideraban como «tubos huecos» responsables del transporte de aire a los tejidos, conectadas a la tráquea. Esta interpretación se debe a que, en los organismos muertos, las arterias se encuentran vacías, porque toda la sangre pasa al sistema venoso.
En la Edad Media, se consideraba que las arterias transportaban un fluido, denominado «sangre espiritual» o «espíritu vital», diferente del contenido de las venas. Esta teoría se remonta hasta Galeno. En el periodo medieval tardío, la tráquea,[4] y los ligamentos también se denominaban «arterias».[5]
William Harvey describió y popularizó el concepto moderno del sistema circulatorio y las funciones de arterias y venas en el siglo XVII. Aunque el español Miguel Servet describió la circulación pulmonar un cuarto de siglo antes de que Harvey naciera, lo escribió en un libro de teología (Christianismi Restitutio, publicado en 1553), que fue considerado como herejía y le condujo a la hoguera por parte de las iglesias reformadas. En consecuencia, casi todas las copias del mismo fueron quemadas excepto tres, que fueron descubiertas décadas más tarde.
Alexis Carrel a principios del siglo XX fue el primero en describir la técnica de sutura de vasos y anastomosis, y realizó con éxito muchos trasplantes de órganos en animales, abriendo así la vía a la moderna cirugía vascular.