La arquitectura sudanesa es un tipo de arquitectura que se encuentra en África Occidental y principalmente en Malí, en la región correspondiente a lo que formó el Sudán francés.
La arquitectura sudanesa es de naturaleza urbana o monumental en tierra cruda. Los edificios están hechos de ladrillos de adobe, una mezcla de arcilla macerada con paja, cáscaras de arroz y posiblemente manteca de karité.[1] Entre los elementos característicos de construcción, encontramos la presencia de pilastras, empleados como refuerzo de los muros, estas suelen ser ligeramente más altas y terminan con una cruz de ojivas. En las construcciones religiosas terminan con la media luna característica del islam o bien es frecuente el remate con los conocidos huevos de avestruz , remates en forma de cúpulas que reciben dicha denominación por su forma ovoide, ejemplo de ello son la mezquita de Mopti o la de Djenné. Las paredes de los edificios incluyen ramas de la palma Boraso –Borassus– insertadas, cuya función es aligerar el peso del muro y hacerlo resistente al desgaste, a la vez que facilitan el enlucido, esencial para el mantenimiento del edificio de forma que este resista la temporada de lluvias, y cumple la función de absorber dilatación térmica.[2]
El origen de esta arquitectura a menudo se atribuye al arquitecto (y poeta) andaluz Abou Ishaq es-Sahéli, quien regresó con el emperador Kankou Moussa de su peregrinación a La Meca, y a quien se le confió la realización de la mezquita Kankou Moussa, en Gao y de la mezquita Djingareyber en Tombuctú.[3]
Durante la época colonial, los arquitectos franceses confiaron en los estilos sudaneses para crear edificios coloniales, dando así lugar a la arquitectura neosudanesa.