El apoyo activo es una forma de trabajo que tiene como objetivo que las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo aumenten su participación en actividades cotidianas de forma que vivan experiencias significativas. El apoyo activo implica escuchar y apoyar a una persona cómo quiere vivir su vida en la actualidad y en el futuro y proveer apoyo para aumentar su participación, elecciones y control sobre sus propias vidas.
El aumento del nivel de participación de las personas, a su vez, produce una reducción de la frecuencia e intensidad de las conductas desafiantes. Esto consigue impactar de forma positiva en la calidad de la vida de las personas con discapacidad intelectual y quienes les rodean: familiares, profesionales, voluntariado o comunidad en general.
Se trata a la vez de una filosofía de un modelo de atención, un conjunto de prácticas de trabajo, una forma de capacitar al personal de apoyo y un método sistemático basado en evidencias. Se considera una forma de implementar los enfoques de trabajo centrados en la persona, el apoyo conductual positivo y la comunicación con personas de una manera que promueva su participación.[1][2][3][4]
El apoyo activo surgió en los años 80 en el Reino Unido. Las primeras iniciativas se realizaron en varias residencias inglesas. En ellas, se observó que las y los profesionales daban una atención más eficaz a las personas con discapacidad intelectual. De esa manera, consiguieron una mayor participación de éstas en actividades significativas.
El pilar principal del apoyo activo es la participación. Las personas pueden involucrarse en actividades y relaciones de muy diferentes formas:
Algunos ejemplos de participación pueden ser:
Ejemplos o síntomas de ausencia de participación en las vidas de las personas con discapacidad es no conocer qué actividad sucederá a continuación, esperar sentada o de pie siendo ignorada mientras el personal realiza sus tareas, pasear sin rumbo debido al aburrimiento, esperar en el coche porque lleva mucho tiempo salir y volver a entrar, no tener la oportunidad de ir a comprar y elegir tu propia ropa, balancearse, chasquear los dedos, esperar a que el personal haga las cosas antes de que los programas o actividades puedan comenzar, periodos largos de tiempo de inactividad o no poder participar en la toma de decisiones sobre la salud o estilo de vida.[5]
El apoyo activo ha demostrado resultados en las personas como los siguientes:
El personal de apoyo y las y los proveedores de servicios también se benefician con ventajas como las que siguen: