El Apostolado de la catedral de Toledo, y el Apostolado del Museo del Greco son los dos únicos apostolados del Greco que se conservan completos, con la imagen de Cristo como Salvator Mundi, y con los doce lienzos correspondientes a los apóstoles.
A partir de c.1600, el Greco y su taller pintaron varias series de lienzos representando al Salvator Mundi y a los apóstoles No es exacto llamar "apostolados" a estos conjuntos, ya que en todos san Pablo substituye a Matías y, en otro, Bartolomé substituye a Lucas. En los apostolados que se han conservado enteros, seis discípulos aparecen mirando a la derecha, seis a la izquierda, y Jesús en posición frontal, en una actitud de bendición. Ello sugiere la colocación en una habitación rectangular: Cristo ocuparía el testero, y los discípulos —en grupos de seis— estarían en los dos muros laterales.[1]
El conjunto de la catedral de Toledo, y el del museo del Greco son atribuidos básicamente a la mano del Greco. En ambos intervino el taller, pero el maestro fue el autor de los dibujos y de la mayor parte del trabajo.[2] El taller del Greco produjo otros apostolados, con cierta intervención del maestro. El Apostolado de San Feliz sigue casi completo —falta la imagen del Salvator Mundi— y se considera esencialmente obra del taller. Se conservan incompletos y dispersos el Apostolado de Almadrones y el llamado Apostolado Henke, también considerados básicamente obra del taller.[3]
A la muerte del Greco, quedaba en su taller un apostolado completo, quizás el que prestó Jorge Manuel Theotocópuli al Hospital de Tavera. Es posible que fuera el Apostolado de Almadrones, o el Apostolado de San Feliz. Mayer intentó reconstruir varias series a partir de obras sueltas, con resultados insatisfactorios, porqué las características de dichas obras no permitían la reconstitución. Parece que unas obras representando figuras de medio cuerpo —antes en el Convento de la Natividad y San José— son las que ahora se incluyen en el Apostolado Henke.[4] Según Gudiol, ciertos lienzos dispersos, de pequeño tamaño, formarían el llamado Apostolado Arteche. [5]
La iconografía de los apóstoles del Greco se representa —en la mayoría de los casos— según tradiciones establecidas siglos antes, aunque en algunos casos, se suprimen sus atributos correspondientes. Los apóstoles más importantes visten siempre con los mismos colores y, cuando hay una diferencia notable, la pintura debe ser considerada una pieza del taller o de escuela.[6] Se ha especulado sobre si los modelos de algunos apóstoles pudieran ser internos del Hospital Nuncio Nuevo, dado el aspecto alucinado de algunas figuras, como el san Bartolomé del apostolado del Museo del Greco.[7]
Anteriormente, este conjunto era considerado el mejor y el más antiguo de los apostolados del Greco. Actualmente su estudio es difícil, dado su mal estado de conservación, mientras que los otros conjuntos se han podido analizar en buenas condiciones. Sería necesaria una correcta restauración y el estudio pormenorizado de cada pieza, pero se advierte una ejecución más bien torpe y apresurada. Por otra parte la irregular calidad del conjunto denota la participación del taller en varias obras.[8]
La túnica rosa claro debió se pintada por un ayudante, ya que su ejecución es inferior a la de los paños azules que viste el personaje.
Es una de las mejores piezas de la serie, por su composición, colorido y la expresión de la cabeza. Viste un manto verde con reflejos amarillos, sobre una túnica azul oscuro.
Esta obra debe atribuirse básicamente al taller. El santo viste un manto castaño-verdoso, de un tono sucio, que contrasta con la manga azul pálido. Sostiene un libro del que solo se ve claramente el borde con los cierres.
Su figura es la misma que la correspondiente del Museo del Greco. Viste túnica amarilla y manto azul, y sostiene un libro castaño dorado con decoración roja.
Este lienzo es la mejor del conjunto en todos los aspectos. El santo viste una túnica verde y manto rosa.[10]
Es posible que el oscurecimiento del barniz haya afectado al verde de la túnica y al rojo anaranjado del manto, ya que son muy oscuros e impropios del Greco.[11]
El verde de la túnica contrasta con el blanco del cuello, el castaño del fondo y el blanco del libro, donde aparecen la Virgen y el Niño, en tonos azul y rosa.
Es una de las mejores obras de la serie. San Mateo viste prendas de delicado color rosa y una túnica azul.
El santo viste una túnica de color azul intermedio y paños púrpura, una combinación de colores inusual en el Greco. La inscripción en letras griegas minúsculas: «para Titos ordenado primer obispo de la iglesia de los cretenses» aparece en la misma obra del Museo del Greco, y corresponde al final de la Epístola a Tito.(Biblia Reina-Valera 1909/Tito/3 - Wikisource)
Es una de las peores versiones de san Pedro salidas del taller del Greco. Viste una túnica azul claro, pero el manto amarillo con sombras verdes, tiene un tono amarronado.
El santo sostiene una gran cruz de madera. La manga de su vestido es de un azul luminoso, pero se han oscurecido los paños amarillos con sombras rojas, a causa de la técnica poco cuidada del taller.
Esta figura, de floja realización, viste túnica azul claro y paños amarillo-castaños.
La imprimación color castaño ha ennegrecido la túnica rojo oscuro y el manto amarillo verdoso. El santo porta una escuadra de carpintero en su mano izquierda.[12]
Cossío creyó que este conjunto fue originariamente realizado para la catedral de Toledo, donde ya fue citada por Palomino, Ponz y Ceán Bermúdez y posteriormente por Parro pero, de hecho, se desconoce cuándo este apostolado ingresó en la catedral.[8]