Antoinette Lubaki, Atoinet Lubaki o Atoinet Mfumbi,[1] (Bukama, Estado Libre del Congo, 1895-?) fue una acuarelista congoleña y la primera artista femenina conocida del Congo.[2] Se la considera una de las precursoras del arte moderno en el Congo, junto con su esposo, el pintor y artesano del marfil Albert Lubaki, y el sastre y pintor Djilatento.[3] Se cree que los Lubaki fueron los primeros artistas del Congo en crear sus obras en papel.[4][5]
Antoinette Lubaki | ||
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Información personal | ||
Nacimiento |
c. 1895 Kabinda (Lomami, República Democrática del Congo) | |
Residencia | Lubumbashi | |
Nacionalidad | Congoleña | |
Familia | ||
Padre | Opperhoofd | |
Cónyuge | Albert Lubaki | |
Información profesional | ||
Ocupación | Pintora (1926-1936) | |
Empleador |
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Era hija del jefe de la aldea de Bukama, entonces en la provincia de Katanga,[6] razón por la cual a veces se la llama «princesa».[7] Estuvo casada con Albert Lubaki, un artesano del marfil, y vivían en Lubumbashi.[4]
En 1926, Georges Thiry, administrador del Congo Belga, se encontraba de viaje en misión[8][9] y observó las imágenes realizadas con carbón, caolín y arcilla en las paredes de las cabañas de Bukama.[7] Estas habían sido realizadas por Lubaki y su esposo. Thiry, un amante del arte moderno, pidió a los Lubaki que recrearan las decoraciones y realizaran otras obras en papel para «perpetuar este arte efímero».[5] Para ello, les proporcionó papel y acuarelas, velas para iluminar sus obras y la promesa de comprar todas sus acuarelas.[10][11]
Thiry transfirió el trabajo de los Lubaki a Gaston-Denys Perier, un funcionario ejecutivo del Ministerio de las Colonias, que era coleccionista de arte congoleño.[5]
Perier reconoció el valor artístico de las obras y decidió exhibir la obra de los Lubaki en Europa. Los Lubaki y otro artista, Djilatendo, se convirtieron en los primeros artistas congoleños cuyas obras sobre papel llegaron a Europa. Sus obras fueron comercializadas en el mercado de arte occidental por Perier, quien también poseía una gran colección. Los Lubaki desconocían completamente esto, e incluso les sorprendió el interés de Thiry por sus obras.[10]
Lubaki realizó principalmente obras figurativas de escenas de la vida cotidiana y representaciones de leyendas locales. Trabajaba sin perspectiva, fondo ni sombras. La naturaleza y los animales del entorno se añadían de forma poética. A partir del borde del papel, a veces creaba un marco con todo tipo de figuras. El uso del color también se basaba puramente en su imaginación, lejos del realismo. A menudo firmaba sus obras como Antoinet.[12] Los Lubaki comenzaron a hacer acuarelas de noche, ya que las prácticas culturales dictaban que no se permitía contar historias durante el día.[10]
Su obra ha sido descrita como arte marginal.[13] A veces es difícil distinguir cuál de los Lubaki creó cada obra.[14] El nombre de Antoinette Lubaki no siempre se menciona en las exposiciones que incluyen sus obras. A veces solo se menciona a su esposo, Albert Lubaki, o solo el apellido Lubaki.[15]
Antoinette y Albert Lubaki son mencionados a menudo junto al sastre y artista Tshyela Ntendu, llamado Djilatendo por Thiry, a quien conoció en 1927 en un pueblo de Kasai y trabajó de forma similar a los Lubaki.[10] Su primera exposición de 163 acuarelas tuvo lugar en 1929, con motivo de la inauguración del Palais des Beaux-Arts de Bruselas.[16] En 1930, su obra se expuso en el Museo Etnográfico de Ginebra y en 1931 en la Galería Charles-Auguste Girard de París.[7][17]
Las obras de Djilatendo, que hacía principalmente motivos geométricos y animales,[10] se colgaron en una exposición en la Galerie du Centaure de Bruselas en 1931 junto a las de René Magritte y Paul Delvaux,[18] pero los Lubaki no estaban representados.[19] Los Lubaki desaparecieron del mundo del arte occidental cuando sus patrocinadores Thiry y Perier se pelearon y se hicieron falsas acusaciones de que sus obras fueron hechas por un impostor europeo.[19][20]
No se sabe nada más sobre Antoinette Lubaki, ni siquiera su fecha de fallecimiento. En 1949, las obras de Lubaki se vieron en la galería L'Agneau moustique de Geert Van Bruaene en Bruselas, un galerista que trabajaba con talento emergente. Muchas de las pinturas y dibujos de Antoinette Lubaki se han perdido.[7]