Anforisco (en griego antiguo: ἀμφορίσκος, en latín: amphoriscus; diminutivo, ‘pequeña ánfora’)[1] es un vaso griego de pequeño tamaño y cuerpo elíptico.[2] Aunque diferentes museos ofrecen una variada y contradictoria tipología, en los manuales de arqueología y cerámica se describe con boca amplia y exvasada, dos asas grandes enfrentadas que bajan de la boca a los hombros de la pieza, y una pequeña base plana.[3]
Su forma se asemeja, como su nombre indica, a una pequeña ánfora, generalmente un ánfora de cuello o un ánfora de transporte.[4] Tiene un cuello similar y un cuerpo que se estrecha [5][6] hacia abajo y, normalmente, dos asas. Su altura suele ser de unos 10 cm. Se hacían no solo de arcilla, es decir, de cerámica, sino también de vidrio.[5][6]
Se ha estudiado también un modelo más pequeño («anforisco cucurbitula», 10-14 cm de altura) y también muy frecuente en los inventarios de las excavaciones. Las conclusiones más aceptadas han llevado a pensar que este modelo 'cucurbitula' (en latín «cucurbita» ο «cucurbitula», denomina al calabacín) no era una vasija, sino una ventosa cuyo supuesto uso sería el de sacacorchos o abrebotellas para los sellos o tapones de resina o pez que cerraban las ánforas. Otro uso probable del anforisco que se ha documentado arqueológicamente ha sido el de "mango fijo al tapón", de forma similar a lo observado con las piñas incrustadas en las tapaderas de ciertas ánforas de Albenga.[7]