En el estado de Guanajuato, México existieron un número importante de fincas de explotación agrícola latifundista, conocidas como haciendas, durante la época virreinal del Virreinato de Nueva España y hasta el Porfiriato. Estas haciendas tenían bajo su control grandes extensiones de tierras donde se desarrollaban actividades agrícolas y ganaderas principalmente (Haciendas Agroganaderas), aunque en el caso del estado de Guanajuato hubo además minería (Haciendas de Beneficio).[1]
Las haciendas estaban normalmente estaban conformadas por la superficie, la “casa grande” o casa principal, muchas de ellas arquitectónicamente sobresalientes, otras casas más modestas destinadas al personal de confianza, y varios conjuntos de jacales o pequeños poblados de trabajadores. Debido al movimientos inmobiliarios entre los hacendados, algunos de ellos poseían varias haciendas aunque no residían precisamente en ellas. La administración de las haciendas corría a cargo de un administrador o tenedor de libros, un mayordomo quien contaba con personal como el capataz, mozos y en último nivel los peones.
Después de la Reforma Agraria, instrumento de justicia social surgido a raíz de la Revolución Mexicana, las haciendas desaparecieron con el reparto de tierras. La mayoría de los edificios principales y casonas de las haciendas fueron saqueadas y abandonadas durante este periodo, al representar la represión y explotación que sufrieronlos trabajadores, por lo que las construcciones se encuentran en ruinas. Otras fueron absorbidas por poblados cuyos habitantes modificaron los inmuebles con el paso del tiempo. Las menos han sido conservadas y posteriormente adquiridas con fines turísticos o privados.
Hacienda San Pedro de la Loza de los Padres, (antes colegio de la Compañía de Jesús) Ex-Hacienda de la Loza de los Padres, antiguo colegio de la Compañía de Jesús