Andrea Jeftanovic Avdaloff (Santiago de Chile, 15 de octubre de 1970) es una escritora chilena. Narradora, ensayista, docente, editora, crítica literaria y de teatro, ha publicado las novelas Escenario de guerra y Geografía de la lengua y los volúmenes de cuentos Monólogos en fuga, No aceptes caramelos de extraños y Destinos errantes. En el campo de la no ficción es autora de Conversaciones con Isidora Aguirre, Archivo Isidora Aguirre. Composición de una memoria, la colección de ensayos creativos Escribir desde el trapecio y el ensayo Hablan los hijos. Parte de su obra ha sido traducida al portugués,[1] inglés,[2] danés,[3] húngaro, serbio[4] y turco, entre otros; y ha sido editada por diversos sellos latinoamericanos.[5]
Andrea Jeftanovic | ||
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![]() Andrea Jeftanovic en la Filsa 2015 | ||
Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Andrea Mariana Jeftanovic Avdaloff | |
Nacimiento |
15 de octubre de 1970 (54 años) Santiago, ![]() | |
Nacionalidad | Chilena | |
Familia | ||
Padres | Pedro Jeftanovic Petrinovic y Donka Avdaloff Valencia | |
Hijos | 2 | |
Educación | ||
Educada en | ||
Información profesional | ||
Ocupación | Escritora, crítica literaria y de teatro, editora, académica y socióloga chilena. | |
Géneros | Novela, cuento, ensayo | |
Obras notables | Escenario de guerra, No aceptes caramelos de extraños | |
Sitio web | ||
Distinciones | Pen Translates Award, Premio del Círculo de Críticos de Arte, Juegos Literarios Gabriela Mistral, Premio del Consejo Nacional del Libro y la Lectura, Premio Municipal de Literatura de Santiago. | |
Ha recibido múltiples reconocimientos, entre los que sobresalen en Chile el Premio Círculo de Críticos de Arte de Chile, Premio Municipal de Literatura de Santiago, Premio Mejores Obras Literarias Publicadas otorgado por el Consejo Nacional del Libro y la Lectura [6] y en Reino Unido el Pen Translate Award [7]
Además, ha participado en festivales, ferias internacionales del libro, pasantías y dictado conferencias en instituciones de Alemania, Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, Dinamarca, España, México, Portugal y Suiza. Destaca su participación en el V Festival de Literatura de Copenhague en 2017 [8] y su presencia en la Feria del Libro de Guadalajara en 2019.[9] También ha sido invitada a residencias por la DAAD en Alemania, la AECID en España y por la Fundación Ford.
La crítica ha destacado la impronta de autores como Benjamin y Sebald en la narrativa de Jeftanovic,[10] así como su capacidad de transgredir las fronteras entre la ficción y no ficción.[11] Además, señalan la influencia de voces de la literatura escrita por mujeres:
“La semilla envenenada de Virginia Woolf germina con Jeftanovic en una extraña planta carnívora… Porque ahí están devoradas y bien asimiladas Diamela Eltit, Clarice Lispector e incluso Elfriede Jelinek”[12]
De ascendencia judía (sefardí) por parte de madre, y serbia, por el lado paterno,[13] Jeftanovic creció en una casa donde “había tres religiones, ortodoxo ruso, católica y judía”, y “hacían todas las fiestas desde la Navidad, la Fiesta de los Reyes al Día del Perdón”.[14] En sus palabras: “Vengo de un país que ya no existe. Leer o escribir para saber si soy de aquí o de allá. Leer para ir en la dirección opuesta. (...) Escribir para que en un punto mínimo mi biografía se cruce con la historia”.[15]
Jeftanovic estudió sociología en la Pontificia Universidad Católica de Chile (titulándose en 1994) e hizo un doctorado en Lenguas y Literaturas Hispánicas en la Universidad de California, Berkeley, Estados Unidos (2005).[16]
Cuando en Chile ocurrió el golpe militar de 1973, encabezado por el general Augusto Pinochet, Andrea tenía solo 3 años, pero dice que su primer recuerdo de aquella época es el bombardeo de la residencia del entonces presidente Salvador Allende. Ese recuerdo fue posteriormente transformado y utilizado en su primera novela, Escenario de guerra (Alfaguara, 2000): "Vivíamos muy cerca de su casa y fue algo muy escandaloso y ruidoso”.[17] Dicha novela trata sobre la herencia de los traumas a través de las generaciones, la infancia en situaciones extremas y el rol de los libros y la literatura para sobrevivir la guerra.
Sobre esta obra, el crítico Julio Ortega ha señalado:
“la voz de una niña da cuenta del mundo que le ha tocado entender antes de perderlo. Se trata aquí de la construcción de la posta migratoria, ese lugar de tránsito que ensaya su vario afincamiento, desde el padre emigrado de la guerra europea hasta la hija que lo sigue para descifrar su propio paso… Ese apasionado peregrinaje lo hace también el lector, inquietado por su lugar en el trayecto”.[18]
Por su parte, Antonio Sandoval la considera una novela que se adentra en la memoria y posmemoria: “La novela de Jeftanovic es un intento de demostrar la presencia oculta de una memoria que aflora, de vez en cuando, enrostrándonos una existencia que quisiéramos olvidar. Un flujo sanguíneo que se encarga de recordarnos la difícil coagulación de una herida que se presenta cada cierto tiempo”.[19]
Tras esta novela, Jeftanovic publicó la recopilación de cuentos, Monólogos en fuga (Animita Cartonera, 2006), género que practica desde sus comienzos como escritora. Dicha edición sigue la forma de un libro-objeto, diseñado y encuadernado de manera manual, a partir de materiales reciclados, como cartones.[20]
Al año siguiente, apareció la novela Geografía de la lengua (Uqbar, 2007) que “cuenta la historia de Álex y Sara, dos pasajeros desconocidos, que traban relación en un avión el día del atentado a las torres gemelas”.[21] La novela aborda el amor a distancia y las complejidades de las diferencias culturales e idiomáticas, las fronteras globalizadas, las enfermedades y la vulnerabilidad de los cuerpos, al tiempo que el terror en sus diversas expresiones y las memorias traumáticas.[22] Luego esa novela se reeditó el año 2023 en una nueva versión ilustrada, con imágenes de María José Tellería, por el sello argentino Portaculturas.
En 2011 publicó otro volumen de relatos, No aceptes caramelos de extraños (Uqbar), cuyas historias entremezclan el dolor y el deseo. Algunos de sus relatos abordan las relaciones familiares -entre padres e hijos, hermanos y parejas- y cuestionan los criterios morales. Según señala David Vicente: “Sus personajes nos muestran lo que no queremos ver de nosotros mismos, lo que las convenciones sociales nos han castrado y nos avergüenza si quiera imaginar. (...) Nos traslada a un terreno conocido y a priori seguro: la familia; para acto seguido hacer que nos retorzamos en nuestro cómodo sillón de la moral establecida”.[23] Óscar Sepúlveda ha dicho que Jeftanovic “sabe apretar las teclas precisas para lograr el efecto que anda buscando: gatillar emociones, horadar los políticamente correcto y arrasar como un bulldozer con uno de los tabúes sociales más estrictos de todos los tiempos”.[24]
Sobre los límites morales que traspasan sus personajes, la autora ha comentado:
“El arte es un espacio interesante para la experimentación moral, si todo el tiempo estamos siendo bombardeados con noticias sobre estos temas, en el plano ficcional, porque no escribir de eso como una posible explicación. El cuento sobre el padre y una hija es una respuesta de por qué ellos terminan de esa forma y en incesto... Desde la tragedia griega se habla de esos temas".[25]
Agregando, recientemente: “creo que hay que censurar la realidad, a las personas que cometen delitos o crímenes, pero no a los seres ficticios ya sea en arte, literatura u otras. El arte es un espacio de libertad, de perturbación, de interrogación”.[26]
Por su parte, la colección de “crónicas ficcionales”[27] Destinos errantes (Editorial Comba, 2016) aborda las fronteras globalizadas y el poder curativo de la memoria, utilizando para ello una variedad de materiales: ensayos, entrevistas, fotografías y más. Al respecto Jeftanovic ha señalado: “Me interesaba la idea del archivo. Cuando una viaja es una archivera profesional. Vas con mapas que se rayan, guardas la entrada del museo, fotos y materiales de todo tipo, y en esa heterogeneidad está también el archivo falso, el archivo alterado”.[28] En estos relatos los protagonistas transitan por un túnel subterráneo de Sarajevo construido durante la Guerra de los Balcanes; por la imprecisa frontera marítima entre Chile y Perú; mientras, en Brasil, exploran los escenarios de los personajes creados por Clarice Lispector.[29]
Como ensayista ha trabajado en la línea de las memorias y posmemorias en autores de Europa y el Cono Sur. También, ha explorado en dramaturgia latinoamericana, con especial énfasis en el teatro chileno. Escribió un libro sobre la famosa dramaturga chilena Isidora Aguirre, Conversaciones con Isidora Aguirre (Editorial Cuarto Propio, 2009), y sobre la que señala: “para mí es una maestra, inspiradora, una tremenda dramaturga”.[30] Lidera el equipo que conformó el Fondo Documental Isidora Aguirre, en el Archivo Patrimonial USACH, que congrega más de 20 mil documentos relacionado con su teatro, entre los que destacan manuscritos, libretos, fotografías de montajes, apuntes de investigación y afiches, y que, recientemente, ha editado su Teatro Completo. Isidora Aguirre (Editorial USACH, 2021).[31]
En tanto investigadora y editora se ha dedicado al rescate de autoras y creadoras: ha fungido de antologadora del trabajo de la chilena Pía Barros (Una antología Insumisa),[32] de la brasilera Clarice Lispector[33] y desarrollando una amplia colaboración con la fotógrafa chilena Julia Toro . Y, por otra parte, es co-coordinadora, junto a Bojana Kovacevic Petrinovic del GRUPO ESPECIAL CIBAM / CLACSO: América Latina y los Balcanes: vínculos culturales y sociales.
También se ha desempeñado en el ámbito audiovisual, asesorando proyectos como Isidora, La Película (Nicolás Superbi) , El bosque de Karadima (Matías Lira), Colonia Dignidad (Wood Producciones) y Chile íntimo (Verónica Flores).
Actualmente combina su labor literaria con su rol docente en la Facultad de Humanidades de la Universidad de Santiago de Chile,[34] ejerciendo además como crítica de teatro en prensa escrita y panelista en Radio Usach. Además, forma parte de la agrupación de Autoras Chilenas, AUCH!,[35] desde su formación en 2019. Como señalan en la web de la agrupación: “La historia comienza con la idea de marchar juntas en la gran marcha del 8 de marzo de 2019. Recibimos un correo de Andrea Jeftanovic, una carta fundacional, y se van sumando participantes sin parar hasta que llega la fecha”.[36]