Fray Alonso de Ojeda fue prior de los dominicos del Convento de San Pablo de Sevilla en el siglo XV. Era primo hermano del conquistador Alonso de Ojeda.[1]
En 1477, cuando los Reyes Católicos llegan a Sevilla, Alonso de Ojeda expuso su opinión sobre la influencia judía y la necesidad de preservar el catolicismo. Los monarcas ordenan al arzobispo Mendoza que reúna una junta en Sevilla para deliberar sobre las medidas a tomar. En esa junta estarán el provisor de Cádiz, don Pedro Fernández de Solís, Tomás de Torquemada, Alonso de Ojeda, Diego de Merlo, Jerónimo de Adorno, Pedro Martínez, el secretario del Rey, y otros teólogos y canonistas. Se resuelve primero instar a respetar el catecismo antes de aplicar medidas más contundentes contra la herejía.[2]
Finalmente, los reyes encargaron la creación de la institución de la inquisición a Ojeda en Sevilla, para extenderla luego al resto de España.
Fue director espiritual de Isabel Ruiz de Esquivel, fundadora del beaterío de San Cristóbal de Sevilla.[3]