Algernon Henry Blackwood (14 de marzo de 1869-10 de diciembre de 1951) fue un escritor inglés de relatos fantásticos, además de periodista y narrador de radio.
Algernon Blackwood | ||
---|---|---|
![]() Algernon Blackwood antes de 1916. | ||
Información personal | ||
Nacimiento |
14 de marzo de 1869 Greenwich (Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda) o Londres (Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda) | |
Fallecimiento |
10 de diciembre de 1951 Beckenham (Reino Unido) o Londres (Reino Unido) | |
Causa de muerte | Enfermedad cardiovascular | |
Nacionalidad | Británica | |
Familia | ||
Padres |
Arthur Blackwood Harriet Sydney Dobbs | |
Educación | ||
Educado en |
| |
Información profesional | ||
Ocupación | Escritor, novelista, periodista, reportero y dramaturgo | |
Área | Prosa, periodismo, actividad literaria, drama, literatura infantil y juvenil y literatura de terror | |
Años activo | desde 1906 | |
Obras notables |
El Wendigo Los sauces | |
Distinciones |
| |
Sus obras son consideradas por varios críticos como las mejores de la literatura del horror y de lo extraño, junto a las de sus contemporáneos Lord Dunsany y Arthur Machen.[1] Destacan especialmente El centauro, Los sauces y El Wendigo.[2]
Blackwood nació en Shooter's Hill (localidad que forma hoy parte de Londres, pero pertenecía entonces a Kent) en el seno de una estricta familia victoriana. Fue el tercero de cinco hijos de Sir Arthur Blackwood, trabajador del Tesoro y posteriormente Secretario de Correos; y de Harriet Sydney Dobbs, viuda de George Montagu, VI duque de Mánchester.
Durante su infancia estuvo constantemente expuesto al fervor religioso de sus padres y de aquellas personas involucradas en su comunidad religiosa, su padre en particular dictaba clases de biblia, organizaba reuniones de carácter religioso y otras actividades relacionadas.[3] Desde pequeño manifestó un gran interés en la naturaleza, disfrutaba tanto de pequeñas exploraciones nocturnas o de las vacaciones que tomaba periódicamente con su familia. Esta pasión por la naturaleza la compartía con su padre, contribuyendo enormemente al vínculo que poseían. Por el lado de la religión Algernon sentía mucho respeto y admiración por la dedicación de sus padres, en su biografía escrita por Mike Ashley se cuenta como Blackwood describía a sus padres:
«"Auténticos ejemplos de santidad", añadiendo que por su padre "sentía una especial devoción amorosa, pues él realmente ‘vivía’ sus creencias"» [4]Mike Ashley
Estudió en el Wellington College pero con el tiempo sus resultados académicos fueron empeorando hasta que, eventualmente, se fue y su familia lo destinó a Alemania para educarse en la Escuela de la Hermandad Morava en Konigsfeld, Selva Negra. El estricto estilo de vida que experimentó entre monjes y otros jóvenes, cargado de espiritualidad, meditación y reflexión le hicieron una persona más desprendida de lo material. A lo largo del poco más de un año que permaneció en Alemania se fue interesando cada vez más en la religiosidad externa al cristianismo. A su regreso comenzó a estudiar creencias orientales más enfocadas en un mundo esotérico y ligado a la naturaleza, cosa que a pesar de no ir en línea con los dogmas cristianos fue tolerado por su padre.[5] A medida que iba creciendo comenzó a tener dudas sobre su futuro, fue entonces cuando se embarcó hacia Norteamérica y desempeñó oficios muy variados: barman, editor, periodista de The New York Times, secretario particular, empresario, granjero y profesor de violín.[6] De vuelta a Inglaterra, comenzó a escribir relatos de terror, con gran éxito.[7] Como a otros escritores británicos del género, por ejemplo Arthur Machen, se le relaciona con la Golden Dawn, organización secreta cuyas enseñanzas pudieron haber influido en la peculiar atmósfera mágica de sus cuentos.[8]
Su obra es citada como una de las principales influencias de H. P. Lovecraft; de hecho, su célebre relato La llamada de Cthulhu se inicia con una cita de Blackwood y en su ensayo El horror sobrenatural en la literatura Lovecraft declara:
«Es el maestro absoluto e indiscutido de la atmósfera fantástica».[9]
Blackwood murió el 10 de diciembre de 1951, de una trombosis cerebral por arteriosclerosis.[10] Fue incinerado en el crematorio de Golders Green en Londres. Al cabo de unas semanas su sobrino llevó sus cenizas al puerto de Saanenmöser en el cantón de Berna en Suiza.
Blackwood era particularmente amante de la naturaleza, gozaba de viajar y explorar regiones donde la industrialización aún no devoraba los paisajes. La exploración de lugares indómitos le era una forma de escapar de la estrictica vida que le imponía la religión y la sociedad que le rodeaba, en su obra Episodes Before Thirty escribió:
«En tiempos de dificultad, como también en tiempos de alegría,era hacia la Naturaleza adonde siempre me volvía instintivamente. En esos momentos de emoción más profunda, cuando los individuos necesariamente deben estar solos, y sin embargo más que nunca requieren de compañía comprensiva,
era la Naturaleza, solo la Naturaleza, la que podía consolarme».[11]
Debido su experiencia en la Escuela de la Hermandad Morava en Konigsfeld fue que Algernon desarrolló una tendencia al ascetismo, tanto los monjes como los jóvenes que atendían a la escuela estaban sometidos a un estricto régimen que involucraba mucha actividad física y tiempo de meditación e introspección.
«Todo el entorno de esta escuela morava era de una belleza tan sencilla que creaba justo la atmósfera propicia para vidas consagradas a Dios sin trompetas ni ostentación. Todo ello dejó en mí una impresión de grandeza, de elevación y de religión auténtica... y de una Divinidad no especialmente activa solo los domingos».[12]
Publicó diez libros de historias cortas y en los años 40 y 50 participó a menudo en radio y televisión como lector en las mismas. Escribió también catorce novelas, la mayor parte de las cuales quedaron inéditas. Amaba apasionadamente la naturaleza, y muchas de sus historias dan fe de ello. Uno de sus relatos, Los sauces (1908), se considera una de las mejores historias sobrenaturales jamás escritas.
Escribió también una autobiografía centrada en sus primeros años, Episodios antes de los treinta (1923).
Aunque Blackwood escribió varias historias terroríficas, generalmente su obra busca provocar asombro, más que horror. Sus mejores historias son un prodigio de construcción, ambiente y sugerencia.
Novelas infantiles:
Además de más de cien artículos publicados, ensayos, prefacios y reseñas de libros que aún no se han recopilado, Blackwood escribió solo un libro de no ficción, una memoria de su juventud: