Carl Conrad Albert Wolff (14 de noviembre de 1814, Neustrelitz - 20 de junio de 1892, Berlín) fue un escultor y medallista alemán.[1]
Su padre era el arquitecto y escultor Christian Philipp Wolff, quien murió cuando Alberto solo tenía seis años de edad. A la edad de diecisiete, siguió los pasos de su hermano mayor y se trasladó a Berlín, donde encontró un puesto en el taller del amigo de su padre, Christian Daniel Rauch, y asistió a clases nocturnas de dibujo anatómico en la escuela de arte local.[2] En 1844, fue enviado a Carrara (donde podía encontrarse el mejor mármol), para producir estatuas para las terrazas de Sanssouci.
Después de dos años en Italia, retornó a Berlín, asistiendo a Rauch en un monumento a Federico el Grande, pero también trabajo de forma independiente, produciendo una fuente con la Condesa Raczynska representada como Higia (en Posen) y un crucifijo de mármol para la iglesia en Kamenz.[2] Poco después, abrió su propio taller. Además de sus grandes trabajos, produjo muchas figuras más pequeñas, estatuillas y decoraciones que fueron ampliamente copiadas.
En 1866, fue seleccionado como profesor de la Academia de Arte Prusiana[3] y tuvo varios muchos estudiantes que se harían conocidos, incluyendo a su propio hijo Martin. Fue nombrado miembro honorario de la Academia de Bellas Artes de Dresde en 1881.