Albert Pyun (Hawái, 19 de marzo de 1953[1] - Las Vegas, 26 de noviembre de 2022)[2] fue un cineasta estadounidense.
Albert Pyun | ||
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Información personal | ||
Nombre en inglés | Albert F. Pyun | |
Nacimiento |
19 de mayo de 1953 Hawái (Estados Unidos) | |
Fallecimiento |
26 de noviembre de 2022 Las Vegas (Estados Unidos) | (69 años)|
Nacionalidad | Estadounidense | |
Educación | ||
Educado en | Kailua High School | |
Información profesional | ||
Ocupación | Director de cine y guionista | |
Años activo | 1982-2022 | |
Géneros | Ficción especulativa, suspenso y cine de acción | |
Sitio web | www.albertpyunmovies.com | |
Distinciones |
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Pyun destacó en su carrera principalmente por dirigir películas de serie B y telefilmes, en géneros como las artes marciales, la fantasía y la ciencia ficción. Entre sus filmes más conocidos destacan Cromwell, rey de los bárbaros (1982), Radioactive Dreams (1985), Los centinelas (1986), Cyborg (1989), Capitán América (1990), Dollman (1990), Kickboxer 2 (1991), Noches de fuego (1993), Knights ("Caballeros", 1993), Omega Doom ("Apocalipsis Omega", 1996), Mean Guns ("Malas armas", 1997) y Postmortem (1998), además de la serie fílmica Nemesis (1992-1996).[3][4][5]
A lo largo de su carrera trabajó con actores como Michael Dudikoff, Carey Lowell, Jean-Claude Van Damme, Peter Boyle, Ned Beatty, Brion James, Teri Hatcher, Lance Henriksen, Kris Kristofferson, Ice-T, Christopher Lambert, Charlie Sheen, Burt Reynolds, Dennis Hopper, Rutger Hauer y David Carradine.
En 2013 anunció que padecía esclerosis múltiple,[6] aunque su condición mejoró un poco, lo cual le permitió retomar sus proyectos y dirigir sus dos últimas películas, The Interrogation of Cheryl Cooper (2014), y Interstellar Civil War (2017). Pyun falleció el 26 de noviembre de 2022, a los sesenta y nueve años, en Las Vegas.[7]
Su obra ha sido elogiada por Juan Manuel de Prada:
El último representante de esta estirpe maldita de cineastas condenados a la incomprensión es el hawaiano Albert Pyun (n.1954), una especie de Godard de la serie Z que, como Freda o Ulmer, se ha distinguido por aplicar al cine de género más desinhibido o casposo tratamientos vanguardistas, ganándose así la animadversión de los aficionados más obtusos. Malas armas encumbra a Pyun en esa estirpe de genios malditos que, como Ulmer o Freda, lograron hacer de sus propuestas de apariencia paupérrima, descabellada o bodriesca auténticas obras de arte mediante la alquimia de un estilo hipnótico. Ojalá no hayan de pasar varias décadas para que así se lo reconozcan.[8]