La albarca o abarca es un tipo de calzado rústico elaborado principalmente en cuero crudo, que cubre solamente la planta de los pies, y se asegura con cuerdas o correas sobre el empeine y el tobillo.[1] Se denominan así otros calzados tradicionales, siempre ligados al mundo rural, confeccionados con otros materiales como madera, o más recientemente con caucho procedente de neumáticos usados, plásticos y otros materiales. Se caracterizan por ser calzados prácticos, adaptados al medio, fabricados de forma autosuficiente mediante optimización de recursos y pensados para el trabajo diario.
La palabra castellana abarca es una palabra de origen prerromano.[2] Probablemente del vasco abarka[3]
En España existen numerosas variantes de este tipo de calzado de cuero. Se puede decir que la abarca de cuero es una de las más antiguas formas de calzado en la península, dentro de las cuales encontramos la archiconocida avarca menorquina, la abarca vasca, la abarca castellana o la más primitiva y tosca de todas, la calzaera, muy habitual hasta la generalización del neumático con la proliferación de los vehículos modernos desde principios del siglo XX.
En su origen estas avarcas se confeccionaban íntegramente en cuero, pero durante la primera mitad del siglo XX, gracias a la proliferación de vehículos modernos, se empezaron a utilizar otros materiales en la suela: Neumáticos reciclados.[4]
La albarca de rueda es una de las más conocidas en toda la península, sobre todo al sur de la cornisa cantábrica. Esta albarca es de suela de neumático reciclado, y cierra sobre los dedos hasta la mitad del empeine. Cuenta con una pieza en el zancajo o talón. Se cierra con otra tira por encima del empeine, sujetada con hebilla. Los materiales utilizados sobre la suela pueden ser desde cuero hasta material plástico. En origen, ésta sandalia se realizaba íntegramente en cuero. Este tipo de albarca "cerrada" a partir de suela de neumático se empezó a generalizar en el primer y segundo cuarto del siglo XX con la proliferación del automóvil y las motocicletas, siendo especialmente utilizada en la posguerra. Se caracterizan por su flexibilidad, por lo económico de su manufactura y por la resistencia y durabilidad de la suela.
Este tipo de calzado guarda cierta similitud con el zueco neerlandés, y otros calzados antiguos similares utilizados en zonas donde los suelos embarrados y la abundancia de lluvias hicieron necesaria la utilización de zuecos de madera para desenvolverse en este tipo de condiciones. Así, en el norte de España, desde Galicia a los Pirineos,[5] en el mundo rural se han empleado zuecos de madera similares a los empleados en Europa central (Tirol, Alemania, Francia, Holanda) y en las islas británicas (clogs). Dentro de España se dan varios modelos y distintas denominaciones:
La abarca cántabra es una abarca de madera de una pieza, que ha sido utilizado especialmente por el campesinado de Cantabria y Palencia.[6][7] Se realizan en madera de abedul, fresno, castaño o aliso principalmente.
Las madreñas o almadreñas de madera son propias de Galicia, Asturias y la provincia de León.
En la Costa Caribe colombiana la abarca de cuero es utilizada por campesinos y ocasionalmente por gente del común. La pieza consiste en una tira de cuero que se sujeta en la parte delantera de la suela, y en el empeine se bifurca en dos tiras que se sujetan a ambos lados de la suela. Se sujetan al pie con una tira alrededor del talón, con o sin hebilla. La parte superior de la suela es de cuero (en contacto con el pie), y la inferior de caucho de neumático de automóvil. También se conoce como "abarca tres puntá" (tres puntadas).
En determinadas zonas de África, aún hoy se utilizan a diario los neumáticos de los coches como calzado diario, debido a la indisponibilidad de recursos.
En Cuba, se produce por artesanos y zapateros, una variación de la conocida: Abarca Minorquina, notandose la diferencia en el tamaño de la pala (pieza que cubre el empeine). Se utiliza piel, generalmente, la suela de goma conformada o EVA. Su uso es muy popular, preferentemente entre las mujeres, sin distinguir edad, también muy apreciadas por los turistas que visitan la isla.