Akamasoa

Summary

La Asociación Akamasoa (del malgache Akamasoa, «buenos amigos») es una organización no gubernamental y comunidad solidaria fundada en 1989 en Madagascar por el sacerdote argentino-esloveno Pedro Opeka.[1]​ Su finalidad es ofrecer condiciones de vida dignas a las familias que anteriormente sobrevivían en los vertederos de Antananarivo, la capital del país.

Asociación Akamasoa
Association Akamasoa

Viviendas construidas por la comunidad Akamasoa
Tipo ONG
Forma legal Asociación humanitaria
Objetivos Proporcionar vivienda, educación, salud y trabajo a familias en situación de pobreza extrema en Madagascar
Fundación 1989
Fundador Pedro Opeka
Sede central Antananarivo, Madagascar
Área de operación Región de Analamanga, Madagascar
Presidente Pedro Opeka
Servicios Vivienda, educación, salud, empleo comunitario
Miembros ~30 000 beneficiarios permanentes
Asociados Voluntarios y colaboradores locales
Estructura
Facebook https://www.facebook.com/AkamasoaAssociation
YouTube https://www.youtube.com/@perepedroakamasoa
Coordenadas 18°51′34″S 47°39′21″E / -18.859509, 47.655945
Sitio web www.perepedro-akamasoa.net

Historia

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En 1989, el sacerdote vicenciano Pedro Opeka, misionero en Madagascar desde la década de 1970, comenzó a trabajar con familias sin hogar que sobrevivían en los basureros de Antananarivo. Su iniciativa dio origen a la creación de la Asociación Akamasoa, concebida como una respuesta comunitaria frente a la pobreza extrema y la exclusión social.

Con la ayuda de voluntarios y jóvenes locales, Opeka impulsó la construcción de los primeros asentamientos estables, inicialmente con viviendas de madera y, más tarde, con casas de ladrillo. Paralelamente, la asociación puso en marcha escuelas, dispensarios médicos y centros de trabajo para ofrecer servicios básicos y promover la autosuficiencia.

En las décadas siguientes, el proyecto se consolidó como una red comunitaria organizada. Actualmente, Akamasoa agrupa 18 aldeas situadas en los alrededores de Antananarivo, en las que residen de manera permanente unas 30 000 personas, entre ellas alrededor de 10 000 niños en edad escolar.[2]

El impacto del proyecto ha sido reconocido a nivel nacional e internacional, convirtiéndose en un ejemplo de desarrollo comunitario basado en la solidaridad, la educación y el trabajo cooperativo. En septiembre de 2019, Akamasoa recibió la visita del papa Francisco, quien destacó la experiencia como un modelo de dignidad y esperanza para los más pobres.

Organización y actividades

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Akamasoa combina la acción humanitaria con un modelo de autosuficiencia económica sustentado en el trabajo comunitario. Desde su fundación, la asociación ha promovido la construcción de más de 3 000 viviendas de ladrillo, además de escuelas, centros de salud, talleres y espacios comunitarios destinados a mejorar las condiciones de vida.

En el ámbito educativo, mantiene 72 centros escolares de diferentes niveles, con una matrícula de alrededor de 8 500 alumnos, lo que convierte a la educación en uno de los pilares de la comunidad. En el área sanitaria, cuenta con dispensarios en los que trabajan unos 40 médicos y personal auxiliar, que prestan atención básica y preventiva a los residentes.

La asociación también impulsa la integración laboral mediante la creación de más de 3 600 empleos directos. Entre las actividades económicas destacan la agricultura, la explotación de canteras de piedra y grava, los talleres artesanales y de bordado, la construcción de infraestructuras y el reciclaje de residuos. Estas iniciativas, además de generar ingresos para las familias, permiten que Akamasoa financie alrededor del 75 % de su presupuesto de manera autónoma, reduciendo la dependencia de donaciones externas.

El modelo de gestión comunitaria de Akamasoa ha servido de referencia para proyectos similares en Madagascar y en otros países, al demostrar que la combinación de solidaridad, trabajo organizado y formación puede transformar las condiciones de vida de poblaciones en situación de pobreza extrema.

Impacto social

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Además de los residentes permanentes, se estima que cerca de 900 000 malgaches han recibido algún tipo de asistencia temporal en los centros de acogida de Akamasoa. En estos espacios se ofrece alimento, refugio, ropa y atención básica durante periodos que van desde un solo día hasta varias semanas, con el objetivo de facilitar una reintegración progresiva a la vida comunitaria.

La labor de la asociación ha sido reconocida tanto a nivel nacional como internacional. Diversos organismos humanitarios y medios de comunicación han señalado a Akamasoa como un ejemplo de desarrollo comunitario sostenible en contextos de pobreza extrema.[2]

El 8 de septiembre de 2019, la comunidad recibió la visita del papa Francisco, en el marco de su viaje apostólico a Madagascar. Durante el encuentro, el pontífice calificó el proyecto como un modelo de dignidad, solidaridad y esperanza para los más pobres.[3]

Véase también

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Referencias

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  1. Akamasoa: acción, esperanza y solidaridad Archivado el 9 de febrero de 2017 en Wayback Machine.. Madagascar Foundation.
  2. a b «Pope visits Madagascar's 'City of Friendship' built on a rubbish dump». BBC News. 8 de septiembre de 2019. 
  3. «El Papa en Akamasoa: la pobreza no es una fatalidad». Vatican News. 8 de septiembre de 2019. 

Enlaces externos

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  • Sitio web oficial de Akamasoa