El Acuerdo del Louvre (formalmente, la Declaración de los Ministros de Finanzas y Gobernadores de los Bancos Centrales del G6[1]) fue un acuerdo, firmado el 22 de febrero de 1987 en París, que tenía como objetivo estabilizar los mercados de divisas internacionales y detener la continua caída del dólar estadounidense después de 1985 tras el Acuerdo del Plaza.[1] Se consideró, desde un punto de vista contractual internacional relacional, como una solución de compromiso racional entre dos extremos de tipo ideal de regímenes monetarios internacionales: los tipos de cambio perfectamente flexibles y los perfectamente fijos.[2]
El acuerdo fue firmado por Canadá, Francia, Alemania Occidental, Japón, el Reino Unido y los Estados Unidos.[1] El gobierno italiano fue invitado a firmar el acuerdo, pero declinó.[1]