El activo corriente, también denominado activo circulante, es aquel recurso controlado por una entidad, identificado y cuantificado, en términos monetarios, del que se esperan, fundadamentos, beneficios económicos futuros, derivados de operaciones ocurridos en el pasado que han afectado económicamente a dicha entidad a la fecha de cierre del ejercicio, o convertible en dinero dentro de los doce meses. Además, se consideran corrientes a aquellos activos aplicados para la cancelación de un pasivo corriente, o que evitan erogaciones durante el ejercicio. Son componentes de activo corriente las existencias, los deudores comerciales y otras cuentas a cobrar, las inversiones financieras a corto plazo y la tesorería.[1][2]
Este grupo lo integran los elementos o partidos que representan efectivo y los convertibles en efectivo, en un lapso no mayor de un año o en el ciclo financiero a corto plazo. También se define como los elementos o partidas en efectivo disponibles, y los que están en movimiento o rotación constante, Que tienen como principal característica la fácil conversión o transformación en flujos de efectivo.[2]
Los demás elementos del activo se clasificarán como no corrientes.
Está activo, tiene un orden de presentación sobre las principales cuentas del activo circulante de una entidad comercial, en atención a su mayor y menor grado de disponibilidad.[2]