Abelardo Oquendo Cueto (Callao, 16 de enero de 1930-Lima, 31 de julio de 2018) fue un crítico literario, editor y docente universitario peruano.
Abelardo Oquendo | ||
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Abelardo Oquendo en años 1950 | ||
Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Abelardo Oquendo Cueto | |
Nacimiento |
16 de enero de 1930 Callao (Perú) | |
Fallecimiento |
31 de julio de 2018 Lima (Perú) | (88 años)|
Residencia | Lima | |
Nacionalidad | Peruana | |
Lengua materna | Español | |
Familia | ||
Padres |
Abelardo Oquendo Delia Cueto | |
Cónyuge | Pupi Heraud | |
Hijos | 4: Claudia, Sergio, Patricia y Abelardo[1] | |
Educación | ||
Educado en | ||
Información profesional | ||
Ocupación | Crítico literario, editor y profesor universitario | |
Área | Crítica literaria | |
Hijo de Abelardo Oquendo y Delia Cueto.[2]
Ingresó a la Pontificia Universidad Católica del Perú, donde cursó lingüística y literatura.[2] Pasó becado a España para hacer una tesis doctoral sobre los paremios en la obra de Ricardo Palma. Abandonó Letras e ingresó a la Universidad Mayor de San Marcos para estudiar derecho. Llegó incluso a recibirse y a trabajar en un estudio de abogados.[3], pero finalmente optó por dedicarse a la docencia y la crítica literaria.
Fue jefe del departamento de Humanidades de la Universidad Nacional de Ingeniería, donde también fue director universitario de proyección social.[2]
Aunque en sus años universitarios tuvo algunos escarceos narrativos y poéticos, optó por dedicarse casi plenamente a la crítica literaria, bien sea a través del artículo periodístico, el ensayo literario, o el prólogo de obras de creación. Sus colaboraciones aparecieron en los diarios limeños El Comercio —de cuyo suplemento El Dominical fue director de la sección cultural—; Expreso; La Crónica.[4]
También se enfocó en la edición de revistas literarias. Con Luis Loayza fundó Cuadernos de composición (1955), que a decir de él mismo, no se trataba precisamente de una revista, sino de un proyecto literario que convocaba a diversos autores a hacer un ensayo de un tema específico. No pasó del primer número.[5]
Luego, también junto con Loayza, inició la revista Literatura, proyecto al que se sumó Mario Vargas Llosa, entonces estudiante sanmarquino. Los tres habían forjado una estrecha amistad y se les solía ver juntos, tal como lo rememora Vargas Llosa en sus memorias. Oquendo mereció de parte de sus amigos el apelativo de El Delfín, por su trato formal y refinado, casi cortesano. Mientras que Loayza era El borgiano de Petit Thouars, y Vargas Llosa El sartrecillo valiente —ello aludía a la admiración que sentían por Borges y Sartre, respectivamente—. Literatura solo llegó al tercer número. El triunvirato se deshizo también, cuando Vargas Llosa y Loayza partieron a Europa.[3] En 1969, Vargas Llosa dedicó a Oquendo su novela Conversación en La Catedral.
Oquendo incursionó también en la labor editorial. En 1972, junto con Mirko Lauer fundó Mosca Azul Editores, que a lo largo de su historia publicó unos 500 títulos, convirtiéndose en una de las editoriales más prestigiadas del Perú.[4] En 1979, también junto a Lauer, fundó la revista literaria Hueso Húmero, de la que fue director, y que pese a su intermitente trayectoria, se mantiene aún y ha llegado al número 66 (febrero de 2017).[6] También colaboró en las revistas Amaru y Proceso.[4]
Fue jurado en diversos concursos literarios tanto en su país como en el exterior; entre ellos, el Premio Casa de las Américas en Cuba y el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo en México.[2]
Fue también subdirector de la Casa de la Cultura del Perú —antecedente del Instituto Nacional de Cultura y del Ministerio de Cultura del Perú—.[2]
Falleció en Lima el martes 31 de julio de 2018 en horas de la madrugada.[7]