El euro (EUR o €), también llamada «moneda única», es la moneda oficial de la eurozona,[4] la cual está formada actualmente por 20 de los 27 Estados miembros de la Unión Europea (UE): Alemania, Austria, Bélgica, Chipre, Croacia, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Países Bajos y Portugal. Dinamarca, que posee una cláusula de exclusión, ha decidido mantenerse al margen de la adopción del euro. Los seis Estados restantes (Bulgaria, Hungría, Polonia, República Checa, Rumania y Suecia) están obligados a adoptar el euro según los Tratados constitutivos de la Unión.[5] Además, cuatro micro-Estados europeos tienen acuerdos con la Unión Europea para el uso del euro como moneda: Andorra, Ciudad del Vaticano, Mónaco y San Marino. Por otra parte, el euro fue adoptado de manera unilateral por Montenegro y Kosovo. Es también usado oficialmente por las instituciones de la Unión Europea y es la segunda moneda de reserva así como la segunda moneda más negociada y utilizada en transacciones internacionales en el mundo, después del dólar estadounidense.
Euro | ||||
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евро en búlgaro, ευρώ en griego, euró en húngaro, eiro en letón, еuras en lituano, ewro en maltés y evro en esloveno | ||||
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Código ISO | EUR | |||
Símbolo | € | |||
Ámbito |
Acuerdos con la UE
Adopción unilateral
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Fracción | 100 céntimos[1] | |||
Billetes | 5, 10, 20, 50, 100, 200 y 500[2] euros | |||
Monedas |
1, 2, 5, 10, 20 y 50 céntimos 1 y 2 euros | |||
Emisor | Banco Central Europeo | |||
Inflación anual | 2,0 % (agosto de 2025)[3] | |||
Tasa de cambio 18 de septiembre de 2025 | 1 EUR = 1,1787 USD | |||
Unos 347 millones de ciudadanos viven en los 20 Estados de la eurozona,[6] a los que hay que sumar los que viven en los Estados y territorios donde también el euro es la única moneda oficial. Por otra parte, más de 220 millones de personas alrededor del mundo usan monedas ligadas al euro con una tasa de cambio fija o con banda estrecha, incluyendo más de 205 millones de personas en países africanos.[cita requerida]
El nombre de «euro» fue adoptado oficialmente el 16 de diciembre de 1995 en Madrid.[7] El euro se introdujo en los mercados financieros mundiales como una moneda de cuenta el 1 de enero de 1999, reemplazando la antigua Unidad Monetaria Europea (ecu) en una proporción de 1:1.
Las monedas y billetes entraron en circulación el 1 de enero de 2002 en los 12 Estados de la Unión Europea que adoptaron el euro en aquel año:[8] Alemania, Austria, Bélgica, España, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos y Portugal. Además también adoptaron el euro aquel año los micro-Estados europeos de Ciudad del Vaticano, Mónaco y San Marino, que tenían acuerdos con países de la Unión Europea, y Andorra de manera no oficial. En 2011, Andorra firmó un acuerdo monetario con la Unión Europea, el cual entró en vigor el 1 de abril de 2012, que supuso la adopción del euro por Andorra de manera oficial.
El 1 de enero de 2007, Eslovenia se incorporó a la zona euro.[9] Malta[10] y Chipre[11] lo hicieron el 1 de enero de 2008 y Eslovaquia el 1 de enero de 2009.[12] Estonia se incorporó el 1 de enero de 2011,[13] siendo el primer país que había formado parte de la URSS que se convirtió en miembro de la eurozona. Letonia se incorporó el 1 de enero de 2014[14] y Lituania lo hizo el 1 de enero de 2015.[15] Croacia adoptó el euro el 1 de enero de 2023, convirtiéndose en el país más reciente en adoptar la moneda común europea.[16]
Siete países de la Unión Europea no han adoptado el euro todavía: Bulgaria (lo hará en 2026), Dinamarca, Hungría, Polonia, República Checa, Rumania y Suecia. Tampoco lo hizo el Reino Unido durante sus años de pertenencia en la Unión.
El euro se divide en cien cents.[1] Si bien «cent» —plural «cents», en ambos casos sin punto final ni tilde— es la denominación oficial de la división del euro en todos los idiomas,[17] en el lenguaje habitual, sin embargo, se traduce por el equivalente en cada idioma (en español céntimo, en griego λεπτό, en italiano centésimo, en francés centime, etc.) y se pluraliza según el uso habitual de la lengua.
Los billetes de euro —de 5, 10, 20, 50, 100, 200 y 500 euros— son idénticos para todos los países. Las monedas de euro —de 1, 2, 5, 10, 20 y 50 cents y 1 y 2 euros— tienen el mismo anverso en todos los países, pero distinto reverso según el país de acuñación. No obstante, todas las monedas de euro de cualquier país se pueden utilizar en todos los países de la eurozona.
El diseño de la cara común de las monedas es obra de Luc Luycx de la Real Fábrica de Monedas de Bélgica. Las monedas, sea cual sea su reverso nacional, son de validez en cualquier país de la zona euro.
A partir del año 2004, una directiva de la Unión Europea permite acuñar todos los años una moneda de dos euros conmemorativa —dos monedas al año desde 2013— en cada país de la zona euro. Estas emisiones, cuya producción es determinada por la acuñación normal de moneda en cada país, conservan el anverso común de la zona euro y en el reverso muestran el motivo conmemorativo. Estas monedas conmemorativas conjuntas son adicionales a las que puede emitir cada estado.
Los motivos principales de la primera serie de billetes euro son: puertas y ventanas, que simbolizan el espíritu de apertura de la Unión Europea; la eliminación de fronteras y la integración está representada por puentes en el reverso del billete. Además, el tema general de la serie es «Edades y estilos», figurando en cada billete un estilo arquitectónico determinado.
El diseño de los billetes es de Robert Kalina del Oesterreichische Nationalbank (OeNB - Banco Nacional Austriaco).
El euro es el sucesor del ecu o Unidad Monetaria Europea (en inglés: European Currency Unit). En la reunión de Madrid del 16 de diciembre de 1995, el canciller de Alemania Helmut Kohl señaló que le sonaba igual a Ein Kuh, que en alemán se podría entender como «una vaca». Por este motivo se determinó que la moneda única comunitaria se llamase Euro, teniendo una paridad 1:1 con el ecu.[18][19][20][21]
El símbolo del euro (€), desarrollado por la Comisión Europea, se inspira en la letra épsilon (ε) del alfabeto griego. Se escogió este símbolo como referencia a la inicial de Europa, E. Las dos líneas paralelas hacen referencia a la estabilidad dentro del área euro.
Como el resto de las monedas, euro es un nombre común y debe escribirse con minúscula. Su plural es euros.[22] El código internacional para el euro es EUR y ha sido registrado en la Organización Internacional de Normalización (ISO); se utiliza con fines empresariales, comerciales y financieros.
No existe un símbolo oficial para el cent, aunque se utiliza a menudo la traducción y abreviaturas habituales de cada idioma. En español, se usa cént. (plural: cts.) como reminiscencia del céntimo de peseta. En Irlanda, se emplea a veces en las tiendas el símbolo ¢.
El 8 de noviembre de 2012, el Banco Central Europeo (BCE) anunció que la primera serie de billetes sería reemplazada por la serie Europa, comenzando con el billete de cinco euros.[23] El nuevo diseño del billete de cinco euros se hizo público en Fráncfort el 10 de enero de 2013[24] y los restantes billetes se fueron presentando de manera progresiva a lo largo de los siguientes años. Los billetes de la primera serie son de curso legal y mantendrán su validez por tiempo indefinido. Seguirán en circulación junto con los de la serie Europa hasta agotar existencias.[25]
En mayo de 2013, la Comisión Europea planteó la posibilidad de retirar de circulación las monedas de 1 y 2 céntimos de euro debido a que los costes de producción superan su valor facial y habían provocado pérdidas acumuladas de 1400 millones de euros desde 2002 a la eurozona. Estos costes aconsejarían, según Bruselas, dejar de acuñar monedas de 1 y 2 céntimos. No obstante, el Ejecutivo comunitario avisó de que ello podría provocar una «reacción negativa» entre los ciudadanos por los redondeos de precio que causaría. Además de su retirada de circulación, la Comisión sugirió otros tres posibles escenarios para el futuro de las monedas de 1 y 2 céntimos: mantener la situación actual, seguir acuñándolas pero a un coste más reducido y dejar de emitirlas pero permitir que se sigan utilizando.[26] En mayo de 2025, ocho países (Bélgica, Eslovaquia, Estonia, Finlandia, Irlanda, Italia, Lituania y Países Bajos) han eliminado de la circulación las monedas de 1 y 2 céntimos.[27] Para ello, han implantado un sistema por el cual los precios no se modifican, pero a la hora de efectuarse el pago en efectivo se redondean a los 5 céntimos más cercanos.[28] Pese a ello, en estos países, las monedas de 1 y 2 céntimos siguen siendo de curso legal y son emitidas para sets de colección.
El 4 de mayo de 2016, el consejo de gobierno del Banco Central Europeo decidió que el billete de 500 euros dejaría de producirse a finales de 2018,[29] excluyéndolo de la nueva serie de billetes «Europa», pero que sigue siendo forma de pago legal.[30] Esto se debió a la preocupación porque este billete pudiera facilitar las actividades ilícitas.[31]
5 euros | 10 euros | 20 euros | 50 euros | 100 euros | 200 euros | 500 euros |
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Clásico | Románico | Gótico | Renacentista | Barroco | Modernista | Contemporáneo |
5 euros | 10 euros | 20 euros | 50 euros | 100 euros | 200 euros |
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Clásico | Románico | Gótico | Renacentista | Barroco | Modernista |
El Banco Central Europeo (BCE) está estudiando junto con los bancos centrales nacionales de la zona del euro la posibilidad de emitir un euro digital. Sería una moneda digital de Banco Central: un equivalente electrónico al efectivo. Ofrecería una opción adicional para realizar pagos que complementaría a los billetes y a las monedas.
El euro digital sería un medio de pago electrónico disponible gratuitamente para todos. Al igual que el efectivo en la actualidad, podría utilizarse en cualquier lugar de la zona del euro y ofrecería seguridad y privacidad. Se almacenaría en un monedero electrónico creado en un banco o en un intermediario público, lo que permitiría realizar todos los pagos electrónicos cotidianos.[32]
En octubre de 2020, el BCE publicó un informe sobre un euro digital. Nueve meses más tarde, el Consejo de Gobierno del BCE decidió poner en marcha el proyecto del euro digital. La fase de investigación del proyecto se desarrolló entre octubre de 2021 y octubre de 2023 y en ella se estudiaron opciones de diseño y modelos de distribución. Las conclusiones sirvieron de base para la decisión de iniciar la fase de preparación, que comenzó en noviembre de 2023. Esta fase de dos años se ha centrado en continuar desarrollando las opciones de diseño y los requisitos técnicos para el euro digital. Se espera que el Consejo de Gobierno del BCE decida el camino a seguir para el proyecto del euro digital una vez termine la actual fase de preparación en octubre de 2025. La decisión sobre la posible emisión del euro digital no se adoptará hasta una fase posterior, una vez concluya el proceso legislativo de la Unión Europea.[33]
Moneda | Código | Tipo de cambio[34] | Irrevocabilidad del tipo de cambio | Abandono |
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Franco belga | BEF | 40,3399 | 31 de diciembre de 1998 | 2002 |
Marco alemán | DEM | 1,95583 | 31 de diciembre de 1998 | 2002 |
Libra irlandesa | IEP | 0,787564 | 31 de diciembre de 1998 | 2002 |
Peseta española | ESP | 166,386 | 31 de diciembre de 1998 | 2002 |
Franco francés | FRF | 6,55957 | 31 de diciembre de 1998 | 2002 |
Lira italiana | ITL | 1936,27 | 31 de diciembre de 1998 | 2002 |
Franco luxemburgués | LUF | 40,3399 | 31 de diciembre de 1998 | 2002 |
Florín neerlandés | NLG | 2,20371 | 31 de diciembre de 1998 | 2002 |
Chelín austriaco | ATS | 13,7603 | 31 de diciembre de 1998 | 2002 |
Escudo portugués | PTE | 200,482 | 31 de diciembre de 1998 | 2002 |
Marco finlandés | FIM | 5,94573 | 31 de diciembre de 1998 | 2002 |
Peseta andorrana | ADP | 166,386 | 31 de diciembre de 1998 | 2002 |
Franco andorrano | ADF | 6,55957 | 31 de diciembre de 1998 | 2002 |
Lira vaticana | VAL | 1936,27 | 31 de diciembre de 1998 | 2002 |
Franco monegasco | MCF | 6,55957 | 31 de diciembre de 1998 | 2002 |
Lira sanmarinense | SML | 1936,27 | 31 de diciembre de 1998 | 2002 |
Dracma griega | GRD | [35] | 340,75019 de junio de 2000 | 2002 |
Tólar esloveno | SIT | [36] | 239,64011 de julio de 2006 | 2007 |
Libra chipriota | CYP | [37] | 0,58527410 de julio de 2007 | 2008 |
Lira maltesa | MTL | [38] | 0,42930010 de julio de 2007 | 2008 |
Corona eslovaca | SKK | [39] | 30,12608 de julio de 2008 | 2009 |
Corona estonia | EEK | [40] | 15,646613 de julio de 2010 | 2011 |
Lats letón | LVL | [41] | 0,7028049 de julio de 2013 | 2014 |
Litas lituana | LTL | [42] | 3,4528023 de julio de 2014 | 2015 |
Kuna croata | HRK | [43] | 7,5345012 de julio de 2022 | 2023 |
El Tratado de la Unión Europea, el cual entró en vigor en 1993, prevé la creación de una Unión Económica y Monetaria con la introducción de una moneda única. De ella formarían parte los países que cumplieran una serie de condiciones; se introduciría de forma gradual. La fecha inicialmente prevista se fue retrasando. Finalmente, los Estados miembros de la Unión Europea acordaron el 15 de diciembre de 1995 en Madrid la creación de una moneda común europea –bajo la denominación de euro– con fecha de puesta en circulación en enero del año 2002.[7]
El primer paso en la introducción de la nueva moneda se dio oficialmente el 1 de enero de 1999, cuando dejaron de existir como sistemas independientes las monedas de los once países de la Unión que se acogieron al plan de la moneda única, la denominada zona euro: Alemania, Austria, Bélgica, España, Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos y Portugal y otros países fuera de la Unión Europea como Ciudad del Vaticano, Mónaco y San Marino que adoptaron la moneda a través de acuerdos que mantenían con países de la Unión Europea (Francia en el caso de Mónaco, e Italia en los casos de Ciudad del Vaticano y San Marino) a título de esta última. Estos acuerdos han sido renegociados con la Unión Europea.[44] El 1 de enero de 2001 se incorporó Grecia. Sin embargo, debido al período de fabricación requerido para los nuevos billetes y monedas, las antiguas monedas nacionales, a pesar de haber perdido la cotización oficial en el mercado de divisas, permanecieron como medio de pago hasta el 1 de enero de 2002, cuando fueron reemplazadas por billetes y monedas en euros. Tanto las monedas como los billetes tuvieron un período de coexistencia con las anteriores monedas nacionales hasta que fueron retiradas totalmente de la circulación. Este período de coexistencia tuvo diferentes calendarios en los países que adoptaron el euro.[45]
Dinamarca y Suecia no han adoptado la moneda única. Dinamarca rechazó el euro en un referéndum llevado a cabo el 28 de septiembre de 2000, con una participación del 86 % y donde el 53,1 por ciento de los votantes se manifestaron contra la adopción del euro. El referéndum sueco del 14 de septiembre de 2003, días después del asesinato de la ministra Anna Lindh, impulsora de la adopción del euro, resultó en poco más del 56 por ciento del electorado votando en contra. La cuestión queda así pospuesta al menos cinco años, transcurridos los cuales podrá repetirse el referéndum.
Desde el año 2002, ha habido tres ampliaciones de la Unión Europea, en las que han ingresado un total de trece países (diez países en mayo de 2004, dos en enero de 2007 y uno en julio de 2013). Hasta la actualidad (2025), ocho de esos países han adoptado el euro como moneda.
El 11 de julio de 2006, los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea (ECOFIN) ratificaron la entrada de Eslovenia en la zona euro a partir del 1 de enero de 2007.[46]
El 10 de julio de 2007, el ECOFIN dio su visto bueno definitivo a la incorporación de Malta y Chipre a la zona euro a partir del 1 de enero de 2008.[47]
El 8 de julio de 2008, el ECOFIN aprobó la entrada de Eslovaquia en la zona euro a partir del 1 de enero de 2009.[48]
El 13 de julio de 2010, el ECOFIN aprobó la entrada de Estonia en la zona euro a partir del 1 de enero de 2011.[49]
El 30 de junio de 2011, Andorra, que estuvo utilizando el euro de facto desde su creación, firmó un acuerdo monetario con la Unión Europea que le permite usar el euro de manera oficial así como acuñar sus propias monedas de euro.[50] Este acuerdo entró en vigor el 1 de abril de 2012.[51] La fecha prevista en la cual Andorra iba a comenzar a acuñar sus propias monedas de euro era el 1 de julio de 2013. Sin embargo, en octubre de 2012, se anunció el retraso de la emisión de euros hasta 2014.[52] Finalmente, dicha emisión se produjo en diciembre de 2014.[53]
El 9 de julio de 2013, el ECOFIN aprobó la entrada de Letonia en la zona euro el 1 de enero de 2014.[54]
El 23 de julio de 2014, el ECOFIN aprobó la entrada de Lituania en la zona euro el 1 de enero de 2015.[55]
El 12 de julio de 2022, el ECOFIN aprobó que Croacia adoptara el euro el 1 de enero de 2023.[56]
El 8 de julio de 2025, el ECOFIN aprobó la incorporación de Bulgaria a la zona del euro el 1 de enero de 2026.[57]
El euro es utilizado en los 20 países de la Unión Europea que lo han adoptado (Alemania, Austria, Bélgica, Chipre, Croacia, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Países Bajos y Portugal). A dicho conjunto de países se le llama eurozona (o zona del euro). Hay que tener en cuenta que los departamentos de ultramar franceses de Guayana Francesa, Guadalupe, Martinica, Mayotte y Reunión así como la colectividad de ultramar francesa de San Martín pertenecen a la Unión Europea y tienen como moneda al euro.
Las colectividades de ultramar francesas de San Bartolomé y San Pedro y Miquelón, así como las Tierras Australes y Antárticas Francesas y la Isla Clipperton (estas dos últimas, deshabitadas), no pertenecen a la Unión Europea pero también tienen como moneda al euro.
Los micro-Estados europeos de Andorra, Ciudad del Vaticano, Mónaco y San Marino usan el euro y acuñan sus propias monedas en virtud de acuerdos firmados con miembros de la Unión Europea (Francia en el caso de Mónaco, e Italia en los casos de Ciudad del Vaticano y San Marino) a título de esta última. Estos acuerdos fueron renegociados con la Unión Europea, de manera que el 1 de enero de 2010 entró en vigor el nuevo acuerdo con Ciudad del Vaticano, el 1 de diciembre de 2011 con Mónaco y el 1 de agosto de 2012 con San Marino.[44] En cuanto a Andorra, esta firmó un acuerdo monetario con la UE el 30 de junio de 2011,[58] el cual entró en vigor el 1 de abril de 2012,[51] pero no acuñó euros hasta diciembre de 2014.[53]
Montenegro y Kosovo también usan el euro, sin entrar en ningún acuerdo legal con la Unión Europea, en sustitución del marco alemán que usaban con anterioridad.
Las bases soberanas de Acrotiri y Dhekelia, un territorio británico en la isla de Chipre, tenían como moneda oficial la libra chipriota antes del ingreso de Chipre en la eurozona en 2008, fecha en la que estas bases se convirtieron en el primer territorio británico en adoptar el euro.
Finalmente, destacar que en zonas fronterizas con la zona del euro, así como en las zonas turísticas de muchos países europeos no pertenecientes a la zona del euro, el euro suele ser aceptado en los comercios e incluso en el transporte público. También es aceptado en numerosos países de todo el mundo de manera similar al dólar estadounidense.
Hay dos monedas ligadas al euro a través del mecanismo de tipos de cambio europeo. Son las siguientes:
Por otra parte, las monedas de países y territorios que estaban ligadas a las monedas europeas que desaparecieron al crearse el euro pasaron a estar ligadas a este. Actualmente, son las siguientes:
Además, la moneda de Santo Tomé y Príncipe (el dobra santotomense) está ligada al euro tras un acuerdo firmado con Portugal en 2009 y que entró en vigor el 1 de enero de 2010. Tiene una tasa de cambio fija de 24,5 dobras santotomenses = 1 euro.
De las monedas mencionadas, el marco convertible mantiene una tasa de cambio fija mediante el sistema de caja de conversión; el franco CFA de África Central, el franco CFA de África Occidental, el franco CFP, el escudo caboverdiano, el franco comorense y el dobra santotomense mantienen una tasa de cambio fija convencional; y el denar macedonio utiliza un acuerdo estabilizado. Además, la moneda de Marruecos, el dírham marroquí, está ligada al euro mediante una canasta de monedas. Otros países que, a diciembre de 2023, tienen regímenes cambiarios vinculados al euro son Rumanía, Serbia, Singapur, Botsuana, Túnez, Samoa, Fiyi, Libia, Kuwait, Siria, China y Vanuatu.[59][60][61][62]
Dinamarca negoció una serie de cláusulas de salida del Tratado de la Unión Europea después de que este fuera rechazado en un referéndum celebrado en 1992. Finalmente, el tratado modificado fue aceptado en otro referéndum celebrado en 1993. El 28 de septiembre de 2000, un referéndum sobre la adopción del euro fue celebrado en Dinamarca, dando como resultado un 53,2 % en contra de unirse a la moneda única. En 2015, un referéndum sobre la abolición de las cuatro cláusulas de salida comentadas volvió a dar como resultado un «no».
Suecia no tiene una salida formal de la unión monetaria (la tercera etapa de la UEM) y por lo tanto debe, al menos en teoría, adoptar el euro en algún momento. El 14 de septiembre de 2003, se celebró un referéndum sobre la adopción del euro, pero dio como resultado el rechazo de dicha iniciativa con un 56 % de los votos. El gobierno sueco suele argumentar que es posible no adoptar el euro aunque exista la obligación de hacerlo debido a que uno de los requisitos para formar parte de la eurozona consiste en haber pertenecido previamente durante dos años al ERM. Eligiendo simplemente quedar fuera de dicho mecanismo, el gobierno sueco tiene una cláusula informal sobre la adopción del euro.
Los diez Estados que se adhirieron el 1 de mayo de 2004 a la Unión Europea (Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia y la República Checa) también tienen como requerimiento, por los Tratados que les permitieron ingresar, acabar adoptando el euro en un futuro.[5] Se establecieron unas fechas orientativas en que estos Estados debían ir cumpliendo la tercera etapa de la Unión Económica y Monetaria de la Unión Europea, es decir, la adopción de la moneda única:
La realidad está siendo distinta:
Asimismo, los nuevos Estados que se han ido incorporando a la Unión Europea posteriormente también están obligados a adoptar el euro en el futuro.[5] Por lo tanto, Rumania y Bulgaria, que ingresaron en la Unión Europea el 1 de enero de 2007, deberán adoptarlo (Bulgaria lo hará en 2026). Croacia, que ingresó el 1 de julio de 2013, lo hizo en 2023.
La crisis del euro, crisis de la zona euro, o crisis de la deuda soberana europea, fue una crisis financiera que afectó a la Unión Europea, y más severamente a los Estados de la eurozona entre 2008 y 2016.[66] La coyuntura tuvo aspectos de una crisis de la deuda soberana, del sistema bancario y del sistema económico de la Unión en general.[67] El conjunto de circunstancias hizo difícil o imposible a algunos países en la eurozona refinanciar su deuda pública sin la asistencia de terceros.[68]
Desde finales de 2007, el miedo a una crisis de deuda soberana comenzó a crecer entre los inversores como consecuencia del aumento de los niveles de deuda privada y pública en todo el mundo, al tiempo que se producía una ola de degradaciones en la calificación crediticia de la deuda gubernamental entre diferentes Estados europeos. Las causas de la crisis eran diferentes según el país. En algunos de ellos, la deuda privada surgida como consecuencia de una burbuja inmobiliaria fue transferida hacia la deuda soberana, y ello como consecuencia del rescate público de los bancos quebrados y de las medidas de respuesta de los gobiernos a la debilidad económica post burbuja. La estructura de la eurozona como una unión monetaria (esto es, una unión cambiaria) sin unión fiscal (esto es, sin reglas fiscales ni sobre las pensiones) contribuyó a la crisis y tuvo un fuerte impacto sobre la capacidad de los líderes europeos para reaccionar.[69] Los bancos europeos tienen en su propiedad cantidades considerables de deuda soberana, de modo que aumentó la preocupación sobre la solvencia de los sistemas bancarios europeos o sobre la solvencia de la deuda soberana.
Las preocupaciones se intensificaron a principios de 2010 y posteriormente,[70] conduciendo a los ministros de finanzas europeos el 9 de mayo de 2010 a aprobar un paquete de rescate de 750 000 millones de euros dirigido a asegurar la estabilidad financiera en Europa mediante la creación de un Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF).[71] En octubre de 2011 y febrero de 2012, los líderes de la eurozona acordaron más medidas diseñadas para prevenir el colapso de la economía de sus miembros. Estas incluyeron un acuerdo por el que los bancos aceptaban una quita del 53.5 % de la deuda griega debida a acreedores privados,[72] el aumento del FEEF hasta un importe superior a mil millones de euros, y el requerimiento a los bancos europeos de alcanzar un 9 % de capitalización.[73] Para restaurar la confianza en Europa, los líderes de la UE también acordaron crear un Pacto Fiscal Europeo incluyendo el compromiso de cada país participante en introducir una regla de oro presupuestaria en sus constituciones.[74][75] Los políticos europeos también propusieron una mayor integración en la gestión bancaria europea desarrollando un seguro de depósitos, una supervisión bancaria y medidas de recapitalización a escala continental.[76] El Banco Central Europeo ha tomó medidas para mantener los flujos de dinero entre bancos europeos bajando los tipos de interés y proveyendo a los bancos más débiles con préstamos baratos por un importe de hasta mil millones de euros.
Aunque la deuda soberana aumentó sustancialmente solo en algunos países europeos, se instaló la percepción de que el problema era compartido por la zona en su conjunto,[77] lo que condujo a la especulación constante sobre la posibilidad de que la eurozona se quebrara. No obstante, hacia mediados de noviembre de 2011, el euro se intercambiaba por un precio incluso superior al del bloque de principales socios comerciales de la UE que antes de la crisis,[78] antes de perder algo de terreno como durante los meses siguientes.[79] Los tres países más afectados, Grecia, Irlanda y Portugal (los tres primeros en requerir un rescate), colectivamente sumaban el 6 % del producto interior bruto (PIB) de la eurozona.[80] En junio de 2012, también España se convirtió en objeto de preocupación,[81] cuando el aumento de los tipos de interés comenzó a afectar su capacidad de acceder a los mercados de capitales, conduciendo a un rescate de sus bancos y a otras medidas.[82]
Para responder a los problemas de fondo y a los desequilibrios económicos la mayor parte de los países de la UE acordaron adoptar el Pacto del Euro, consistente en una serie de reformas políticas dirigidas a mejorar la solidez fiscal y la competitividad de sus miembros. Este ha forzado a los países más pequeños a llevar a cabo más medidas de austeridad para reducir los déficit y los niveles de deuda nacionales. Este tipo de políticas no keynesianas fueron criticadas por numerosos economistas, los cuales demandaron una nueva estrategia de crecimiento basada en el aumento de la inversión pública, financiada por tasas que permitieran el crecimiento sobre la propiedad, la tierra y las instituciones financieras, en particular una nueva tasa sobre las transacciones financieras europea. Los líderes de la UE acordaron aumentar moderadamente los fondos del Banco Europeo de Inversiones para lanzar proyectos de infraestructura e incrementar los préstamos al sector privado. Además, se solicitó a las economías más débiles de la UE que restauraran la competitividad mediante la devaluación interna, esto es, reduciendo sus costes de producción.[83]
La crisis tuvo un considerable impacto en la política de la UE, provocando cambios políticos en 8 países de los 17 que entonces formaban la eurozona, conduciendo a cambios de gobierno en Grecia, Irlanda, España, Eslovenia, Eslovaquia y los Países Bajos. También se convirtió en una crisis social temporal en varios de los países miembros de la eurozona con niveles relativamente altos causados por la crisis económica.El Reino Unido, al igual que Dinamarca, también poseía una cláusula por la que no estaba obligado a adoptar el euro. Los euroescépticos británicos creían que una única moneda era meramente un paso para la formación de un superestado europeo unificado y que suprimir la capacidad británica de determinar sus propias tasas de interés habría tenido efectos dramáticos en su economía. La opinión contraria era que, debido a que las exportaciones intraeuropeas representaban el 60 % del total de las británicas, se habría reducido el riesgo producido por las tasas de cambio. Gordon Brown, ministro de Hacienda bajo el Gobierno de Tony Blair, estableció «cinco pruebas económicas» que debía pasar antes de recomendar la entrada del Reino Unido en el euro; y se comprometió a celebrar un referéndum público para decidir la pertenencia a la eurozona. Además, los tres principales partidos políticos británicos prometieron convocar un referéndum antes de unirse al euro.[84] El gobierno de coalición elegido en 2010 se comprometió a no formar parte del euro durante la legislatura. La adopción de la moneda única siempre fue un tema muy complicado por el importante euroescepticismo existente en el Reino Unido, principalmente en Inglaterra, y en el que gran parte de la población ha estado siempre en contra de la adopción del euro. Tras la salida del Reino Unido de la Unión Europea, como consecuencia del referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea celebrado en 2016, la hipotética adopción del euro por parte del Reino Unido dejó de ser posible.
La introducción de una única moneda para muchos Estados separados presenta un número de ventajas y desventajas para las naciones participantes. Las opiniones difieren según los efectos del euro hasta el momento, ya que muchos de ellos llevarán años en ser entendidos.[cita requerida]
Uno de los beneficios más importantes del euro será la reducción de los riesgos provenientes del tipo de cambio, lo que hará más fácil la inversión a través de las fronteras. Los cambios en la relación entre monedas han conllevado habitualmente un riesgo para las compañías e individuos al invertir o incluso importar o exportar fuera de la zona de su propia moneda. Las ganancias pueden ser rápidamente eliminadas como resultado de las fluctuaciones de las tasas de cambio. Por lo tanto la mayoría de los inversores y de los importadores/exportadores tienen o bien que aceptar el riesgo o «cubrirse» teniendo varias opciones disponibles, resultando en mayores costes en el mercado financiero. Consecuentemente, es menos atractivo invertir fuera de la zona de la propia moneda. La eurozona incrementa en gran medida el área de inversión sin riesgo de tasa de cambio. Como la economía europea depende fuertemente de exportaciones intraeuropeas, los beneficios no pueden ser subestimados. Esto es particularmente importante para países cuyas monedas tradicionalmente tenían significativas fluctuaciones.
Uno de los principales beneficios es la eliminación de los costes asociados a las transacciones bancarias entre divisas, que previamente constituían un gasto tanto para los individuos como para las empresas cuando cambiaban de una moneda a otra. Es difícil cuantificar dicho coste, pero algunas fuentes lo cifran en aproximadamente un 0,5 % del PIB.[cita requerida]
Se espera que la introducción del euro aporte una flexibilidad y liquidez a los mercados financieros de la que anteriormente carecía. Se espera igualmente un incremento en la competencia y la disponibilidad de productos financieros a través de la unión que reducirá sus costes para las empresas y posiblemente también para los consumidores individuales. Los costos asociados a la deuda pública también disminuirán.[cita requerida]
Se espera igualmente que la mayor amplitud de los mercados financieros dé lugar a un incremento de la capitalización e inversión bursátil. Todo ello favorece las concentraciones empresariales transnacionales dentro de la zona euro, facilitando la aparición de instituciones financieras y de negocios mayores y más competitivos.[cita requerida]
La creación de la moneda única ha supuesto una serie de desventajas para muchos países que en el pasado ajustaban el valor de su moneda a las distintas situaciones económicas reinantes. Así, la devaluación de la moneda se convertía en una herramienta eficaz para estimular la competitividad de bienes y servicios producidos en un país dado. La imposibilidad de realizar estas devaluaciones se ha relacionado con la persistencia de la crisis en los países del sur de Europa, e igualmente se ha especulado con las bondades que el abandono del euro y la recuperación del dracma, con la consiguiente recuperación de autonomía monetaria, podrían tener para Grecia.
A partir de 2009, a raíz de la crisis financiera internacional, se especuló con la posibilidad de que un país pudiera abandonar la moneda común.[85] Tras la crisis financiera griega y la posterior crisis de la deuda soberana europea, dichas especulaciones aumentaron, especialmente en el caso de Grecia.[86][87]
El euro representa una alternativa al dólar estadounidense por distintas razones:
Motivos económicos: la eurozona tiene una población de aproximadamente 350 millones de habitantes y su Producto Interior Bruto (PIB) en el año 2024 fue de 15,2 billones de euros.[88] Ello supone un importante peso en la economía mundial. Además, la economía de la eurozona es una economía desarrollada y estable, haciendo al euro la principal alternativa al dólar.[89][90]
En diciembre de 2006 desplazó al dólar como moneda más usada para pago en efectivo. Ese mes, circulaban por el mundo unos 614 000 millones de euros, mientras que los dólares totalizaban 588 000 millones en euros.
Motivos políticos: algunos Estados favorecen el uso del euro, perjudicando al dólar, por estar en desacuerdo con la política que toma Estados Unidos en temas como la economía o la diplomacia internacional, lo cual no significa tener una postura proeuropea. Por ejemplo, Cuba prohibió que el dólar estadounidense se usase en su territorio a partir del 8 de noviembre de 2004 y que todo dólar que ingresase a Cuba debería ser cambiado a peso cubano convertible con un gravamen del 10 %, gravamen que no tendría el euro ni otras monedas, como el franco suizo.[91] Ya en 1998 Cuba anunció que reemplazaría el dólar estadounidense por el euro como su moneda oficial a los efectos del comercio internacional. Corea del Norte, desde diciembre de 2002 y Siria, desde 2006, hicieron lo mismo. Igualmente, China y Rusia han transferido parte de sus reservas de divisas del dólar al euro.
Tipo de cambio euro/dólar: (los valores que se detallan a continuación hacen referencia al tipo de cambio oficial diario publicado por el BCE)[92] el euro empezó a cotizar el 4 de enero de 1999, cerrando al precio de 1,1789 dólares estadounidenses (USD). El 27 de enero de 2000 perdió la paridad respecto a dicha moneda por primera vez en su historia. La volvió a recuperar el 22 de febrero de 2000 para volver a perderla el 24 de ese mismo mes. El 26 de octubre de 2000, alcanzó su valor mínimo: 0,8252 dólares. El 2 de enero de 2002, primer día hábil tras la entrada en circulación de la nueva moneda europea, un euro se cambió por 0,9038 dólares. El 15 de julio de 2002 superó nuevamente la paridad durante unos días. Tras unos ligeros altibajos, el 4 de diciembre de 2002 superó definitivamente la paridad y siguió una tendencia ascendente hasta que el 15 de julio de 2008 el euro alcanzó una cotización de 1,5990 dólares, el máximo valor de cambio desde su introducción. Sin embargo, poco después, en octubre de 2008, llegó a cotizar a menos de 1,25 dólares. En los años siguientes, se mantuvo aproximadamente entre los 1,20 y los 1,50 dólares. Entre mayo de 2014 y marzo de 2015, se produjo una fuerte caída en la cotización del euro (de los 1,40 hasta los 1,05 dólares, aproximadamente) debido a los problemas políticos y económicos en Grecia. En los años siguientes, se mantuvo aproximadamente entre los 1,05 y los 1,25 dólares. En 2021 comenzó una tendencia descendente en la que pasó de 1,23 dólares en enero de ese año a perder la paridad en agosto de 2022, debido, en parte, a la invasión rusa de Ucrania. Tras una cotización en torno a la paridad unos meses, el euro la superó de manera definitiva en noviembre de 2022. A fecha de 18 de septiembre de 2025, el euro cotiza a 1,1787 dólares.
Tasa de cambio actual del EUR | |
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Datos de Google Finance: | AUD CAD CHF GBP HKD JPY USD |
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Existe una interpretación sobre la política monetaria del BCE, según una opinión muy extendida entre los habitantes de la zona euro que plantea la hipótesis de que la implantación del euro como moneda única de la Unión Europea ha provocado un aumento de la inflación, especialmente en las capas de rentas medias y bajas muy superior al registrado por los índices de inflación oficiales publicados por los Estados miembros. Esta percepción ha sido objeto de algunos estudios sociológicos importantes.[93] Según estos mismos estudios, la gente comenzó a percibir este aumento poco después de la desaparición del periodo de doble circulación del euro con las monedas nacionales, y perdura hasta nuestros días.
Del grado de extensión de este estado de opinión dan cuenta las numerosas entradas que pueden encontrarse en el buscador Google introduciendo los términos «inflación oculta» + euro (36 el 17 de octubre de 2007) e «inflación encubierta + euro» (229) y los equivalentes en otros idiomas como «inflation caché» y «covert» o «hidden» inflation. (Ver enlaces externos). Buena muestra de ello son la cantidad de intervenciones que existen en los blogs sobre este tema particular. Existen algunos reportajes periodísticos que recogen esta inquietud de algunos ciudadanos de la zona euro. Muchas asociaciones de consumidores defienden esta idea. Un ejemplo es el portavoz de la asociación de consumidores de España (UCE-UCA).
También existe la opinión, e incluso multitud de análisis aparecidos en importantes reuniones y publicaciones académicas, de que los índices macroeconómicos son sistemáticamente manipulados por los gobiernos con el fin de no perder popularidad, y esto podría facilitar la aparición de ciclos políticos de presupuesto en el área euro, o hacer que la población acepte medidas que de conocer su alcance con absoluta transparencia serían impopulares.[94] Por otra se reprocha a que no se atendió con suficiente eficacia al «efecto psicológico» del cambio de moneda sobre los precios, subestimando este de manera que se impidió la correcta discriminación de los mismos.
Así, puesto que la actualización de los salarios se realiza en base al IPC, que según los opinantes está manipulado para dar una cifra inferior a la real,[95] el resultado, según esta opinión, fue una transferencia neta entre los estratos más pobres hacia los más ricos, por lo cual se especula que se permitió que el efecto tuviera lugar, o al menos se trata de encubrir mediante presiones a los medios de comunicación para que no se discuta el tema, o se desacredite a quien lo haga.
El analista financiero Jim Puplava, en un artículo reciente admite que existe a nivel mundial, por parte de todos los gobiernos (Él analiza en especial al de Estados Unidos) una situación en la que intencionadamente se crea una «manipulación estadística que tenía como objetivo controlar el déficit gubernamental y crear una ilusión diseñada para calmar a los mercados y distraerlos de una realidad donde la inflación crece».[96]
En cuanto a la percepción de los ciudadanos, en el ejemplo de España, existe la creencia de que en los consumos más básicos, de los productos con un coste de entre 1 y 10 euros, los precios establecidos después de la entrada en circulación del euro subieron hasta alcanzar el nivel de 100 pesetas=1 Euro, lo que supone algo más de un 66 % de inflación.[97][98] En Alemania algunos autores aproximan estas cifras a un 50 %.[99] En realidad, es posible, según estas opiniones, que la inflación subiera mucho más, si hiciéramos una composición real de la cesta de la compra y los gastos corrientes en las rentas medias. En Italia se ha creado una comisión especial que estudia la composición de los precios debido a que, según algunos, no deberían considerarse dentro del índice de inflación con el mismo peso a los bienes de consumo diario, que a los que suponen un desembolso a largo plazo. En especial, los partidarios de esta opinión señalan las siguientes razones:
Como consecuencia de esta percepción, según los que así opinan, podría estar produciéndose un descenso del espíritu europeísta de la población de la UE, y tal vez ser responsable del rechazo de Francia y los Países Bajos a la constitución europea en referéndum. El asunto abre un debate sobre la transparencia y la legitimidad de las decisiones del consejo europeo en políticas macroeconómicas y otras políticas, y la falta de control ciudadano sobre los órganos de poder de la Unión.[105] Algunos autores como Sandell piensan que la percepción de la existencia de una inflación encubierta debida al euro puede estar detrás de la negativa de Suecia y otros países a adoptar el Euro como moneda.[106]
Debido a la polémica sobre el nivel de inflación, se ha activado en Italia una «comisión de estudio para el cálculo de los índices de los precios», compuesta por profesores universitarios, expertos en estadística, representantes de los actores sociales (sindicatos y Confindustria) y representantes de las asociaciones de consumidores.
En la edición del diario El País del 31 de agosto de 2007[107] se recogen unas declaraciones del expresidente de Francia, Nicolas Sarkozy, en la universidad de verano de Medef (la principal patronal francesa, equivalente a la española CEOE), arremetiendo contra la política del BCE con declaraciones del estilo de que «negar la subida de precios tras la entrada del euro es «reírse de la gente» y «decir que la entrada en vigor del euro no ha comportado un alza de precios es reírse del mundo», al mismo tiempo que reclama «que haya debate sobre el nivel de los tipos de interés».
Algunos analistas, como Rickard Sandell, opinan que la llamada «inflación encubierta del euro» es un mito.[106] Si bien fijándose en fuentes oficiales, como Eurostat, Sandell hace referencia al hecho de que no todos los países de la Unión Europea han sufrido inflación. En concreto, ocho de los quince miembros de la Unión Europea tras la implantación del euro mostraron un moderado descenso de la inflación, y otros siete un moderado aumento. Tales datos llevan a calificar la inflación encubierta de «mito».