El culto a la personalidad, o culto al líder,[1] es el resultado de un esfuerzo que se realiza para crear una imagen idealizada y heroica de un líder glorioso, a menudo mediante halagos y elogios incondicionales. Históricamente, se ha desarrollado a través de técnicas como la manipulación de los medios de comunicación masivos, la difusión de propaganda, la realización de espectáculos, la manipulación de las artes, la inculcación del patriotismo y las manifestaciones y concentraciones organizadas por el gobierno. El culto a la personalidad es similar a la apoteosis, excepto que se establece mediante el uso de técnicas modernas de ingeniería social; generalmente lo establece el Estado o el partido en los estados de partido único y los estados de partido dominante. Los cultos a la personalidad suelen acompañar a los líderes de gobiernos totalitarios o autoritarios. También se pueden ver en algunas monarquías, teocracias, democracias fallidas e incluso en democracias liberales.[2][3]
El culto a la personalidad (como concepto influido por Nikita Jrushchov en su discurso del XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética en el año 1956) es una elevación a dimensiones casi religiosas o sagradas de figuras de líderes carismáticos en la sociedad o la política. En los regímenes totalitarios es a menudo una forma de culto a la persona del líder supremo.
Según el Diccionario soviético de filosofía:
Ciega inclinación ante la autoridad de algún personaje, ponderación excesiva de sus méritos reales, conversión del nombre de una personalidad histórica en un fetiche. La base teórica del culto a la personalidad radica en la concepción idealista de la historia, según la cual el curso de esta última no es determinado por la acción de las masas del pueblo, sino por los deseos y la voluntad de los grandes hombres (caudillos militares, héroes, ideólogos destacados, etc). Es propio de diversas escuelas idealistas atribuir un valor absoluto al papel de las personalidades eminentes de la historia (Voluntarismo, Carlyle, Jóvenes hegelianos, Populismo). El marxismo examina el papel de la personalidad, del dirigente, en estrecho vínculo con el curso objetivo de la lucha de clases, con la actividad histórica de las masas del pueblo. Ni siquiera la experiencia del más genial de los dirigentes puede sustituir la experiencia colectiva de millones de personas. El culto a la personalidad es profundamente adverso al marxismo-leninismo, que por su propia naturaleza, es la ideología de las inmensas masas trabajadoras, con cuyas manos se transforma la sociedad capitalista en comunista. De ahí que el P.C.U.S. desenmascare con tanta intransigencia el culto a la personalidad imperante en vida de Stalin, que ocasionó graves daños a la teoría y la práctica del socialismo. Aunque el culto a la personalidad de Stalin no pudo cambiar la naturaleza del socialismo, constituyó un lastre serio para el desenvolvimiento de la sociedad soviética. La lucha del P.C.U.S. y su Comité Central contra el culto a la personalidad de Stalin y sus consecuencias, ha establecido las condiciones para dar nueva vigencia a las normas de la vida del Partido y del Estado soviético y desarrollarlas, para el ulterior avance de la democracia socialista. El Partido Comunista se guía por la idea de que la teoría y la práctica del culto a la personalidad obstaculizan la justa educación de las masas, frenan el crecimiento de su iniciativa, debilitan en cada individuo el sentido de responsabilidad por la causa común (la revolución socialista, la construcción del comunismo), influye negativamente en el desarrollo de la ideología comunista. En la práctica, el culto a la personalidad socava los principios democráticos de los partidos comunistas y de la sociedad socialista. Sólo podrá asegurarse el éxito de la lucha contra el culto a la personalidad, tanto en la sociedad socialista como en los Partidos comunistas, si se desarrollan por todos los medios la democracia, los Principios leninistas de la construcción del Estado y del Partido.[4]
A diferencia de la propaganda, cuyo objetivo es diseminar la ideología del régimen, el propósito del culto a la personalidad es reforzar la posición política del líder. El mensaje detrás del culto del personalidad es «En este régimen la única persona que importa soy yo».[5] Como ejemplo en República Dominicana bajo el régimen de Rafael Leónidas Trujillo, donde puentes y edificios públicos fueron nombrados en su honor, en las matrículas vehiculares se incluyó el lema «¡Viva Trujillo!». El lema «Dios y Trujillo» pasó a ser señal eléctrica de uso propagandístico en Ciudad Trujillo.[6]
No solo las dictaduras, sino también gobiernos presidencialistas electos en elecciones democráticas también puede rendir culto a la personalidad.[7] El culto a la personalidad y la emergencia de una personalidad autocrática no es un accidente de la historia, sino que es la emergencia de un fenómeno sistemático que puede estudiarse. Los líderes autocráticos han sido descritos como «personalistas» por Geddes (1999), «patrimoniales» por Zolberg (1966), «neopatrimoniales» por Snyder (1992) y «sultanismo» por Linz y Chehabi (1998).[8] Heydar Aliyev, presidente de Azerbaiyán, dio relevancia al culto a la personalidad, ordenando cambiar los nombres de los meses o Saparmyrat Nyýazow, presidente de Turkmenistán, quien se hizo construir en las afueras de Ashjabad junto a la gran mezquita, donde las citas del presidente están en lugar más relevante que las citas del Corán, en 1999 se hizo elegir presidente de por vida. Bajo su mandato se construyeron las estatuas en su honor por todo el país.[9][10] En Argentina la dictadura militar que siguió al derrocamiento de Juan Domingo Perón desarmó el culto a la personalidad de Perón y de Eva Perón.[11]
En los países donde el poder ejecutivo lo ejerce un presidente, el jefe de Estado no puede convertirse en autócrata ni se puede derivar en un culto a la personalidad mientras que las instituciones que conforman el Estado de Derecho ejerzan el contrapeso necesario que balancee un ordenamiento jurídico riguroso, (Serrafero, 1997), pero cuando se fractura la independencia y el equilibrio entre los poderes públicos del estado aparece el gobierno personalista.[7][12]
En otros casos fue utilizada como justificación para cometer delitos o usurpar el poder el «Derecho Divino», Francisco Franco creía que era un enviado de Dios en la tierra[13] y se adjudicó el título de «Caudillo de España por la gracia de Dios».[14]
A lo largo de la historia de la humanidad, los monarcas y otros jefes de Estado fueron tratados con gran reverencia y se les atribuía cualidades sobrehumanas. Según el principio del derecho divino de los reyes, sobre todo en la Europa medieval, se decía que los gobernantes ejercían el cargo por voluntad divina o divina. El antiguo Egipto, el Japón imperial, los incas, los aztecas, el Tíbet, Siam (actual Tailandia) y el Imperio romano son especialmente conocidos por su redefinición de los monarcas como "reyes-dioses". Además, el culto imperial de la antigua Roma identificaba a los emperadores y a algunos miembros de sus familias con la autoridad divinamente sancionada (auctoritas) del Estado romano.
La difusión de las ideas democráticas y seculares en Europa y América del Norte en los siglos XVIII y XIX hizo cada vez más difícil para los monarcas preservar esta aura, aunque Napoleón III,[15] y la reina Victoria[16] apreciaron su perpetuación en sus retratos en tarjetas de visita que proliferaron, circularon y fueron coleccionados en el siglo XIX.[17]
El desarrollo posterior de los medios de comunicación, como la radio, permitió a los líderes políticos proyectar una imagen positiva de sí mismos ante las masas como nunca antes. Fue a partir de estas circunstancias, en el siglo XX, que surgieron los cultos a la personalidad más notorios. Con frecuencia, estos cultos constituyen una forma de religión política.
El término fue acuñado y descrito en 1956 por el secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética Nikita Jrushchov en un discurso denunciando a Iósif Stalin en el XX Congreso del Partido.[18] Por tratarse de un concepto en un marco histórico y político muy concreto, es impreciso describir con él, fenómenos antiguos como el culto al faraón egipcio o el culto estatal al César en el Imperio romano (46 a. C.), si bien podemos señalar en la misma dinámica tipificada por Iósif Stalin, tales como la Alemania nazi con Adolf Hitler.[19] También en Chile durante la dictadura de Augusto Pinochet, se colocaron placas y calles en sus respectivos nombres.[20] o Muamar Gadafi que tuvo un ascenso con golpe de Estado, autor de una ideología propia (el Libro verde) impuso un culto a su personalidad.[21]
El mandatario se otorga a sí mismo títulos y honores como «El Benemérito», «El Excelentísimo», «El Generalísimo», «El Honorable», «Benefactor de la Nación», «El Restaurador de la Independencia» o «El Supremo». Además se le describe como poseedor de poderes sobrehumanos. El clima variaba según el estado de ánimo de Kim Il-sung y Mao Zedong nadaba cuatro veces más rápido que el que poseía el récord mundial.[8][22]
La llegada de internet y la World Wide Web en el siglo XXI ha renovado el fenómeno del culto a la personalidad. La desinformación a través de las redes sociales y el ciclo de noticias 24 horas ha permitido la difusión y aceptación generalizada de información y propaganda engañosas.[23] Como resultado, los cultos a la personalidad han crecido y se han mantenido populares en muchos lugares, lo que coincide con un marcado auge de los gobiernos autoritarios en todo el mundo.
Según el psicólogo Gustav Bychowski, los rasgos de personalidad de políticos autoritarios están influenciados por factores psicológicos colectivos que favorecen el ascenso de la dictadura. La obediencia y la sumisión ciegas a una autoridad autodesignada son posibles únicamente cuando el pueblo se siente debilitado por su propio yo y renuncia a la crítica y a la independencia conquistadas previamente. Ese debilitamiento puede manifestarse bajo el influjo de la ansiedad, el temor y la inseguridad. En tales circunstancias, el yo colectivo, jaqueado por su sentimiento de impotencia, regresa a una etapa más infantil y busca ansiosamente ayuda, apoyo y salvación. Así, el grupo confía en este individuo y lo venera.[21][28]
Jan Plamper sostiene que si bien Napoleón III realizó algunas innovaciones en Francia, fue Benito Mussolini en Italia en la década de 1920 quien originó el modelo de dictador como figura de culto que fue emulada por Hitler, Stalin y los demás, utilizando los poderes de propaganda de un estado totalitario.[29]
Pierre du Bois de Dunilac argumenta que el culto a Stalin fue elaborado con gran esmero para legitimar su gobierno. Se utilizaron numerosas distorsiones y falsedades deliberadas.[30] El Kremlin negó el acceso a los registros de archivo que pudieran revelar la verdad, y se destruyeron documentos clave. Se alteraron fotografías y se inventaron documentos.[31] Quienes conocieron a Stalin se vieron obligados a proporcionar versiones "oficiales" para satisfacer las exigencias ideológicas del culto, especialmente como el propio Stalin presentó en 1938 en el Curso Breve sobre la Historia del Partido Comunista de Toda la Unión (Bolcheviques), que se convirtió en la historia oficial.[32]
El historiador David L. Hoffmann afirma: "El culto a Stalin fue un elemento central del estalinismo y, como tal, una de las características más destacadas del régimen soviético".... Muchos estudiosos del estalinismo citan el culto como parte integral del poder de Stalin o como evidencia de su megalomanía."[33]
En América Latina, Cas Mudde y Cristóbal Rovira Kaltwasser vinculan el culto al líder con el concepto de caudillo, un líder fuerte que ejerce un poder independiente de cualquier cargo y libre de cualquier restricción. Estos caudillos populistas son retratados como masculinos y potencialmente violentos, y refuerzan su autoridad mediante el culto a la personalidad. Mudde y Kaltwasser remontan este vínculo a Juan Domingo Perón de Argentina.[34]
Juan Domingo Perón, quien fue elegido tres veces presidente de Argentina, y su segunda esposa, Eva Perón, fueron inmensamente populares entre muchos de los argentinos, y hasta el día de hoy todavía son considerados íconos por el principal Partido Justicialista. Por el contrario, los académicos y detractores a menudo lo consideraban un demagogo y un dictador. Perón simpatizó con las potencias del Eje cuando era coronel y ministro de Guerra[35] e incluso sirvió como enviado diplomático a la Italia fascista. Durante su régimen mantuvo estrechos vínculos con la España franquista. Persiguió ferozmente a los disidentes y a sus potenciales rivales políticos, ya que los arrestos políticos fueron comunes durante sus dos primeros mandatos. Erosionó los principios republicanos del país como forma de mantenerse en el poder e impuso censura a nivel estatal en la mayoría de los medios de comunicación.[36] Tras su elección, construyó un culto a la personalidad en torno a él y a su esposa, tan extendido que todavía forma parte de la vida política actual de Argentina.
Durante el régimen de Perón, en las escuelas se obligó a leer la biografía de Evita La razón de mi vida, los puestos sindicales y gubernamentales sólo se dieron a quienes pudieran demostrar ser peronistas fervientes, los periódicos fueron censurados y las cadenas de televisión y radio fueron nacionalizadas, y sólo se permitieron los medios estatales. A menudo mostraba desprecio por sus oponentes, caracterizándolos regularmente como traidores y agentes de potencias extranjeras. Aquellos que no se alinearon o fueron percibidos como una amenaza para el poder político de Perón estaban expuestos a perder sus empleos, sufrir amenazas, violencia y acoso. Perón despidió a más de 20.000 profesores universitarios y miembros del cuerpo docente de todas las principales instituciones de educación pública.[37] Luego se intervino en las universidades, se presionó al profesorado para que se alineara y aquellos que se resistieron fueron incluidos en listas negras, despedidos o exiliados. Numerosas personalidades destacadas del mundo cultural e intelectual fueron encarceladas.[38] Miles de artistas, científicos, escritores y académicos abandonaron el país y emigraron a América del Norte o Europa. Los dirigentes sindicales y sus rivales políticos fueron arrestados y torturados durante años[39][40] y sólo fueron liberados después de que Perón fue depuesto.
A partir de la década de 1920, durante los primeros años del Partido Nazi, la propaganda nazi comenzó a retratar al líder nazi Adolf Hitler como una figura demagoga que era el todopoderoso defensor y salvador de Alemania. Tras el fin de la Primera Guerra Mundial y el Tratado de Versalles, el pueblo alemán quedó sumido en el caos bajo la República de Weimar y, según la propaganda nazi, solo Hitler podía salvarlo y restaurar la grandeza de Alemania, lo que a su vez dio origen al "culto al Führer".[41] Durante las cinco campañas electorales de 1932, el periódico nazi Völkischer Beobachter retrató a Hitler como un hombre que tenía un movimiento de masas unido tras él, un hombre con una única misión: salvar a Alemania como el "Líder de la Alemania venidera".[42] La noche de los cuchillos largos de 1934, tras la cual Hitler se refirió a sí mismo como el único "responsable del destino del pueblo alemán", también ayudó a reforzar el mito de que Hitler era el único protector de la Volksgemeinschaft, la comunidad étnica del pueblo alemán.
El ministro de propaganda nazi, Joseph Goebbels, cultivó la imagen de Hitler como un "genio heroico".[43] El mito también dio origen al dicho y al concepto: "Si el Führer lo supiera". Los alemanes creían que los problemas que atribuían a la jerarquía nazi no habrían ocurrido si Hitler hubiera estado al tanto de la situación; por lo tanto, se culpó a los peces gordos nazis y Hitler escapó a las críticas.[44]
El mito ayudó a unir al pueblo alemán durante la Segunda Guerra Mundial, especialmente contra la Unión Soviética y los aliados occidentales. Durante las primeras victorias de Hitler contra Polonia y Europa Occidental, el mito estaba en su apogeo, pero cuando se hizo evidente para la mayoría de los alemanes que la guerra estaba perdida, el mito quedó expuesto y la popularidad de Hitler decayó.
El mujibismo comenzó inicialmente como la ideología política de Sheikh Mujibur Rahman, que gradualmente se convirtió en un culto a la personalidad en torno a él por su hija Sheikh Hasina, líder de la Liga Awami, el partido que bajo el liderazgo de Mujib, lideró la secesión de Bangladés de Pakistán.[45][46] Después de haber sido dejado de lado por dos dictadores militares sucesivos, Ziaur Rahman (que fundó el Partido Nacionalista de Bangladés) y Hussain Muhammad Ershad (que fundó el Partido Nacional de Bangladés), Mujib volvió a dominar la conciencia pública a partir de 2008 bajo el gobierno de la Liga Awami liderado por Hasina. Hasina ha sido criticada por exagerar el papel de su padre y de la Liga Awami en la consecución de la independencia de Bangladés, a costa de marginar a otras figuras prominentes y partidos políticos de la época.[47] Hasina había enmendado la constitución para hacer obligatoria la presencia del retrato de Mujib en todas las escuelas, oficinas gubernamentales y misiones diplomáticas del país y declaró ilegal criticar a Mujib, sus ideales y sus acciones, especialmente al régimen de partido único BAKSAL (1972-75) encabezado por él, a través de escritos, discursos o medios electrónicos. La administración de Hasina organizó muchos eventos para conmemorar el centenario del nacimiento de Bangabandhu ('Amigo de Bengala' en bengalí, el título honorífico no oficial otorgado a Mujib durante su vida), incluida una película biográfica oficial en colaboración con el gobierno de la India. El gobierno de Hasina convirtió la residencia de Mujib en la ciudad capital de Daca, donde él y su familia fueron asesinados por militares amotinados en 1975, en un museo conmemorativo. Hasina designó el día del asesinato de Mujib como el Día Nacional de Luto.[48] El gobierno de Hasina también declaró los cumpleaños de Mujib, su esposa, el jeque Fazilatunessa, su hijo mayor, el jeque Kamal, y su hijo menor, el jeque Russel, como feriados oficiales del gobierno, junto con el 7 de marzo (ese día de 1971, Mujib declaró la secesión de Bangladés en un discurso en Daca). Bajo el gobierno de Hasina, el país estuvo salpicado de numerosas estatuas de Mujib a lo largo de varias carreteras e instituciones prominentes que llevan su nombre. Los críticos afirman que Hasina utiliza el culto a la personalidad en torno a su padre para justificar su propio autoritarismo, la represión de la disidencia política y el retroceso democrático del país.[49] Tras el violento derrocamiento de Sheikh Hasina en 2024, el culto a la personalidad en torno a Mujib está siendo desmantelado sistemáticamente.[50]
El culto a la personalidad de Mao Zedong fue una parte destacada del gobierno del presidente Mao Zedong sobre la República Popular China desde su ascenso en 1949 hasta su muerte en 1976. Los medios de comunicación, la propaganda y una serie de otras técnicas fueron utilizadas por el Estado para elevar el estatus de Mao Zedong al de un líder heroico infalible, que podía enfrentarse a Occidente y guiar a China para convertirse en un faro del comunismo. El propio Mao, sin embargo, criticó públicamente el culto a la personalidad que se formó en torno a él.[51]
Durante el período de la Revolución Cultural, el culto a la personalidad de Mao alcanzó una altura sin precedentes. El rostro de Mao quedó firmemente establecido en la portada del Diario del Pueblo, donde también se imprimía cada día una columna con sus citas. Las Obras Seleccionadas de Mao tuvieron posteriormente una circulación aún mayor; el número de sus retratos (1.200 millones) era mayor que el de habitantes de China. Pronto empezaron a aparecer las insignias del Presidente Mao ; en total se fabricaron alrededor de 4.800 millones.[52] A cada ciudadano chino se le entregó el Pequeño Libro Rojo: una selección de citas de Mao. Se prescribió que se llevara a todas partes y se exhibiera en todos los eventos públicos, y se esperaba que los ciudadanos citaran el contenido del libro diariamente.[53] El propio Mao creía que la situación se había descontrolado y, en una conversación con Edgar Snow en 1970, denunció los títulos de «Gran Líder, Gran Comandante Supremo, Gran Timonel» e insistió en que solo se le llamara «maestro».[54] La admiración por Mao Zedong sigue siendo generalizada en China a pesar del conocimiento bastante generalizado de sus acciones. En diciembre de 2013, una encuesta del Global Times reveló que más del 85% de los chinos consideraban que los logros de Mao superaban a sus errores.
Después de la Revolución Cultural, Deng Xiaoping y otros lanzaron el programa "Boluan Fanzheng", que invalidó la Revolución Cultural y abandonó (y prohibió) el uso del culto a la personalidad.[55]
En Taiwán durante la dictadura anticomunista de Chiang Kai-shek, miles de personas consideradas hostiles al gobierno fueron torturadas y asesinadas.[56] Inaugurándose un período de culto hacia su régimen. En 2017 más de 200 estatuas de Chiang Kai-shek, fueron retiradas de los colegios y de los edificios oficiales de la isla.[56]
Se ha desarrollado un culto a la personalidad en torno a Xi Jinping desde que se convirtió en secretario general del gobernante Partido Comunista Chino y líder supremo del régimen en 2012.[57]
El culto a la personalidad que rodea a la familia gobernante de Corea del Norte, la familia Kim,[58] ha existido durante décadas y se puede encontrar en muchos aspectos de la cultura norcoreana.[59] Aunque el gobierno norcoreano no lo reconoce, muchos desertores y visitantes occidentales afirman que a menudo hay duras sanciones para quienes critican o no muestran el debido respeto por el régimen.[60] El culto a la personalidad comenzó poco después de que Kim Il Sung tomara el poder en 1948 y se expandió enormemente después de su muerte en 1994.
La omnipresencia y la naturaleza extrema del culto a la personalidad de Corea del Norte superan a las de Joseph Stalin y Mao Zedong.[61] El culto también está marcado por la intensidad de los sentimientos del pueblo hacia sus líderes y su devoción hacia ellos[62] y por el papel clave que desempeña una ideología confucianizada del familismo tanto en el mantenimiento del culto como, por ende, en el sostenimiento del propio régimen. El culto a la personalidad de Corea del Norte es una gran parte del Juche y del totalitarismo.
En España durante el franquismo coincidió con la creencia de Francisco Franco de haber sido elegido para salvar a España de peligros, se impuso una exaltación de su persona, usando apodos como «Caudillo»; «Generalísimo» (aunque su rango fuera de general, todos debían dirigirse a Franco como Generalísimo); «Salvador de España»; «la espada más limpia de Europa»; «el centinela de Occidente».[63] Francisco Franco creía que era un enviado de Dios en la tierra[13] y se adjudicó el título de «Caudillo de España por la Gracia de Dios».[14]
Benito Mussolini fue retratado como la encarnación del fascismo italiano y, como resultado, estaba ansioso por ser visto como tal.[64] Otros fascistas italianos llamaban a Mussolini Il Duce ("El Líder"). Dado que Mussolini era representado como un líder casi omnisciente, un dicho común en Italia durante el gobierno de Mussolini era "El Duce siempre tiene razón" (en italiano: Il Duce ha sempre ragione).[65] Mussolini se convirtió en una fuerza unificadora en Italia para que los italianos comunes pudieran dejar de lado sus diferencias con los funcionarios locales. El culto a la personalidad que rodeaba a Mussolini se convirtió en una manera de justificar su gobierno personal y actuó como una forma de posibilitar la integración social y política.
El servicio militar de Mussolini en la Primera Guerra Mundial y su supervivencia a intentos de asesinato fallidos se utilizaron para transmitir un aura misteriosa a su alrededor.[66] La propaganda fascista afirmaba que el cuerpo de Mussolini había sido atravesado por metralla, al igual que San Sebastián había sido atravesado por flechas, con la diferencia de que Mussolini había sobrevivido a esta terrible experiencia.[66] Mussolini también fue comparado con San Francisco de Asís, quien, como Mussolini, "sufrió y se sacrificó por los demás".[67]
La prensa recibió instrucciones sobre qué escribir y qué no sobre Mussolini.[64] El propio Mussolini autorizó qué fotografías suyas podían publicarse y rechazó cualquier fotografía que lo hiciera aparecer débil o menos prominente de lo que quería ser retratado en un grupo particular.[68]
La guerra de Italia contra Etiopía (1935-1937) fue retratada en la propaganda como un renacimiento del Imperio Romano, con Mussolini como el primer emperador romano Augusto.[69] Para mejorar su propia imagen, así como la imagen del fascismo en el mundo árabe, Mussolini se declaró "Protector del Islam " durante una visita oficial a Libia en 1937.[70]
En Rusia, una encuesta del Centro Levada, llevada a cabo en octubre de 2011, mostró que el 25 % de los encuestados consideraban que en el país existía el culto a la personalidad de Vladímir Putin, mientras otro 30 % opinaba que existían indicios de su desarrollo.[71] Tras la victoria de Putin en las elecciones presidenciales de Rusia de 2018, Margarita Simonián, directora del canal de televisión estatal ruso RT, afirmaba acerca de Putin: «Antes era nuestro presidente; ahora será nuestro caudillo» (en ruso, вождь «vozhd»).[72][73]
Putin ha cultivado un culto a la personalidad para sí mismo con una imagen pública de tipo rudo, deportista y amante de la naturaleza, demostrando su destreza física y participando en actos inusuales o peligrosos, como deportes extremos e interacción con animales salvajes,[74] parte de un público enfoque de relaciones que, según Wired, "cultiva deliberadamente la imagen de superhéroe machista que se hace cargo".[75] En 2007, el tabloide Komsomólskaya Pravda publicó una enorme fotografía de Putin sin camisa de vacaciones en las montañas de Siberia bajo el título "Sé como Putin".[76]
Numerosos kremlinólogos han acusado a Putin de intentar crear un culto a la personalidad a su alrededor, acusación que el Kremlin ha negado.[77] Algunas de las actividades de Putin han sido criticadas por ser puestas en escena;[78][79] fuera de Rusia, su imagen de macho ha sido objeto de parodia.[80][81][82] Se cree que Putin es consciente de su estatura, que los expertos del Kremlin han estimado entre 155 y 165 centímetros (5 pies 1 pulgada y 5 pies 5 pulgadas) de longitud, pero generalmente se da en 170 centímetros (5 pies 7 pulgadas).[83][84]
Hay muchas canciones sobre Putin,[85] y el nombre y la imagen de Putin se utilizan ampliamente en la publicidad y la marca de productos.[75] Entre los productos de la marca Putin se encuentran el vodka Putinka, la marca PuTin de alimentos enlatados, el caviar Gorbusha Putina y una colección de camisetas con su imagen.[86] En 2015, su asesor Mijaíl Lesin fue encontrado muerto luego de “días de consumo excesivo de alcohol”, aunque luego se dictaminó que su muerte fue resultado de un accidente.[87]
Háfez al-Ásad, un oficial baazista sirio que tomó el poder mediante un golpe de Estado en 1970, estableció un culto generalizado a la personalidad para mantener su dictadura. Tan pronto como tomó el poder, los leales al partido Baaz lo designaron como "Al-Abad", una terminología árabe con profundas dimensiones religiosas. Lingüísticamente, "Al-Abad" significa "por siempre, infinito e inmortalidad" y los clérigos religiosos utilizan este término en relación con los atributos divinos. Al designar a Assad como "Al-Abad", el Movimiento Baaz sirio elevó ideológicamente a Hafez al-Assad como su "inmortal", "figura divina" que se supone representa al Estado así como a la propia nación siria. Otro significado de Al-Abad es "permanente", que se utiliza en la propaganda estatal para denotar el status quo perpetuo de un "orden político eterno" creado por Hafez al-Assad, quien continúa viviendo en la ideología asadista. La forma verbal del término " Abada" significa "cometer genocidio", incluido el "lado simbólico y performativo de la violencia". El régimen de Ásad ha utilizado esta dimensión como arma para monopolizar la violencia contra supuestos disidentes y justificar el terrorismo de Estado, incluidos actos genocidas de asesinatos en masa como la masacre de Hama, la masacre de Qamishli y otras masacres de la guerra civil siria.[88]
El Partido Baaz Árabe Socialista inicialmente fabricó el culto al heroísmo socialista árabe de Háfez al-Ásad en consulta con propagandistas del estado soviético, imitando los cultos a la personalidad generalizados que prevalecieron en dictaduras del bloque soviético como Rumania y Corea del Norte. La propaganda, que comenzó como una herramienta para vincular a todos los ciudadanos sirios con la obligación de lealtad eterna (bay'ah) a Ásad en la década de 1970, se intensificó aún más y las representaciones personalistas alcanzaron nuevas alturas durante la década de 1980. El Estado comenzó a reescribir la historia siria, con el partido Baaz deificando a Háfez al-Ásad como su "líder para la eternidad" (" qa'iduna ila l-abad "] y retratándolo como "el segundo Saladino" que garantiza la victoria de los pueblos árabes sobre los cruzados sionistas. A través de jardines de infancia, libros escolares, instituciones educativas y medios de comunicación baazistas, la propaganda asadista construyó la imagen de una nación árabe homogénea protegida por un líder paternal que se deleitaba bajo el "culto a Saladino". El régimen de Assad venera la iconografía personalista de Háfez al-Ásad perpetuamente en las esferas públicas y privadas de la vida cotidiana siria; a través de monumentos, imágenes, murales, carteles, estatuas, sellos, simbolismo baazista, billetes, fotos, pancartas, televisión estatal, etc.[89][90] : 65–83 Más que un líder de masas, la propaganda baazista equiparó a Hafez al-Asad con "el pueblo", además de declararlo "padre de la nación" y un ser humano excepcional, al que se le asignaron múltiples roles: médico, soldado, abogado, educador, estadista, general, etc. Toda organización de la sociedad civil, sindicato y cualquier tipo de asociación cultural o religiosa en Siria está obligada a declarar su "pacto vinculante" con Háfez al-Ásad y exhibir su iconografía para ser legalizada. El culto a la personalidad de gran alcance de su padre ha sido utilizado por Bashar al-Ásad como un pilar de la legitimidad de su régimen y también como un complemento para fortalecer su propio culto a la personalidad. El culto a Bashar minimizó los elementos religiosos en favor de temas tecnocráticos del socialismo árabe, con un énfasis militarista constante en las amenazas conspirativas de las fuerzas del sionismo debido a una supuesta "guerra latente" con Israel.[89] : 64–74
Una forma de utilizar el culto a la personalidad ha sido permitir a la dinastía Ásad minimizar los orígenes rurales alauitas de su familia ante la opinión pública. Imágenes de miembros de la familia Ásad se exhiben en numerosos sitios patrimoniales y monumentos de Siria, para vincular la dinastía con la historia de la siria baazista. Murales y estatuas de Háfez al-Ásad y Bashar al-Ásad se construyeron en ciudades, pueblos y aldeas sirias, que los representan con atuendos de beduinos medievales o como sultanes como Harún al-Rashid.[91] : 79–80 El culto a la personalidad de Ásad funcionó como una herramienta psicológica para el régimen totalitario; que intentó afirmar ante la sociedad siria que el sistema Baazista continuaría gobernando eternamente, para siempre, sin fin.[92] El culto a la personalidad de Assad está siendo desmantelado tras la caída del régimen de Ásad en diciembre de 2024.
Un caso extremo relativamente reciente del culto a la personalidad es el de Saparmyrat Nyýazow en Turkmenistán, donde los meses del año fueron cambiados para honrar al «líder de todos los turcomanos». Este presidente construyó un palacio de hielo en el desierto, prohibió el ballet, el maquillaje, los dientes de oro y sustituyó la palabra pan por el nombre de su madre.[93] Aunque algunos casos son más aceptados que otros, generalmente la acusación de profesar el culto a la personalidad es peyorativa y proveniente de fuerzas opositoras. A la terminación de dictadura por regla general se revierten las designaciones, imágenes y estatuas públicas son retiradas, además todos los libros y obras de arte.
El sucesor de Saparmyrat Nyýazow, Gurbanguly Berdimuhamedow, tomó medidas para reducir el extenso culto a la personalidad en torno a Nyýazow. Ordenó poner fin a los desfiles elaborados con música y baile que anteriormente debían realizarse para dar la bienvenida al Presidente cuando llegaba a cualquier lugar, y dijo que la parte del "juramento sagrado de los turcomanos" que habla de que la lengua de quien hable mal de Turkmenistán o su Presidente debe marchitarse, no debe recitarse varias veces al día, pero se lo reservó para "ocasiones especiales".[94] También renunció a su derecho a cambiar el nombre de puntos de interés, instituciones o ciudades, ampliamente utilizado por Nyýazow para aumentar el culto a su persona.[95] Restauró el nombre de los meses del año por los anteriores del calendario tradicional, y los días de la semana, que Nyýazow había cambiado por nombres relacionados con su persona, su libro y su madre,[96] y anunció planes para retirar o trasladar las numerosas estatuas de oro de su predecesor de la plaza central de Asjabad.[97] Sin embargo, en 2015 una estatua de oro gigante de Berdimujamédov montado en un caballo sobre un acantilado de mármol blanco fue erigida en el mismo punto.[98] En 2008, despidió a Akmyrat Rejepow, el jefe de seguridad del Presidente y su predecesor desde hacía muchos años y uno de los principales defensores del culto a la personalidad de Nyýazow.[99]
El primer culto a la personalidad que tomó forma en la URSS fue Vladímir Lenin. Hasta la disolución de la Unión Soviética, el retrato y las citas de Lenin eran una parte omnipresente de la cultura. Sin embargo, durante su vida, Lenin denunció vehementemente cualquier intento de construir un culto a la personalidad, ya que a sus ojos éste era antitético al marxismo.[100] A pesar de ello, los miembros del Partido Comunista siguieron utilizando la imagen de Lenin como el revolucionario omnisciente que liberaría al proletariado. Lenin intentó tomar medidas contra esto; sin embargo, sus esfuerzos se detuvieron porque Lenin casi fue asesinado en agosto de 1918. Su salud sólo empeoraría aún más ya que sufrió numerosos accidentes cerebrovasculares graves, los peores en mayo de 1922 y marzo de 1923. En este estado Lenin perdería la capacidad de caminar y hablar. Fue durante esta época que el Partido Comunista comenzó a promover los logros de Lenin como base de su culto a la personalidad, utilizándolo como imagen de moralidad e ideas revolucionarias.[101]
Después de la muerte de Vladímir Lenin en 1924 y el exilio de León Trotski, Joseph Stalin pasó a encarnar a la Unión Soviética. Una vez que el culto a la personalidad de Lenin alcanzó gran poder y creó suficiente influencia, Stalin integró sus ideales en su propio culto.[102] A diferencia de otros cultos a la personalidad, los cultos a Lenin y Stalin no fueron creados para dar poder a los líderes, sino para dar poder y validación al Partido Comunista. Stalin inicialmente se pronunció contra el culto y otras afirmaciones escandalosas y falsas centradas en él. Sin embargo, la actitud de Stalin comenzó a cambiar a favor del culto en la década de 1930 y empezó a alentarlo después de la Gran Purga.[103] Stalin rara vez se opuso a acciones estatales que promovieran su culto a la personalidad, aunque sí se opuso a algunas iniciativas de los propagandistas soviéticos. Cuando Nikolái Yezhov propuso cambiar el nombre de Moscú a "Stalinodar", que se traduce como "regalo de Stalin", Stalin se opuso.[104] Para fusionar la idea de los cultos a Lenin y Stalin, Stalin cambió aspectos de la vida de Lenin a la vista del público para colocarse en el poder. Esto mantuvo a los dos cultos en una línea que mostraba que tanto Lenin como Stalin tenían las mismas ideas y que Stalin era el legítimo sucesor de Lenin, dirigiendo la URSS de la manera que Lenin lo habría hecho.
En diciembre de 1929, Stalin celebró su 50.º cumpleaños, lo que lo convirtió en un personaje destacado en la prensa soviética.[105] La prensa soviética utilizó adjetivos positivos como "Grande", "Amado", "Valiente", "Sabio", "Inspirador" y "Genio" para describirlo.[106] De manera similar, los discursos pronunciados por el pueblo a los campesinos describían a Stalin como "Nuestro mejor trabajador agrícola colectivo", "Nuestro trabajador de choque, nuestro mejor entre los mejores" y "Nuestro querido, nuestra estrella guía".[106] En 1934, bajo el control total del país por parte de Stalin, el realismo socialista se convirtió en el método de arte y literatura adoptado.[107] Incluso bajo el régimen comunista, el culto a la personalidad de Stalin retrató su liderazgo como patriarcado bajo las características expuestas durante el discurso de Khrushchev.[108] Después de 1936, la prensa soviética describió a Stalin como el "Padre de las Naciones". [109]
Un elemento clave de la propaganda soviética fueron las interacciones entre Stalin y los niños de la Unión Soviética. A menudo lo fotografiaban con niños de diferentes orígenes étnicos de la Unión Soviética y a menudo lo fotografiaban dándoles regalos. En 1935, la frase "¡Gracias, querido camarada Stalin, por una infancia feliz!" empezó a aparecer en las puertas de guarderías, orfanatos y escuelas; los niños también coreaban este lema en los festivales.[110] Otro elemento clave de la propaganda soviética eran las imágenes de Stalin y Lenin. En muchos carteles, Stalin y Lenin aparecían juntos para mostrar su camaradería y que sus ideales eran uno solo. A lo largo de la década de 1930, los carteles con ambas imágenes se utilizaron como una forma de unir a la nación y al ejército bajo las políticas del Partido Comunista durante la Segunda Guerra Mundial, con la idea de Lenin como el padre de las ideas revolucionarias y Stalin como el discípulo que cumpliría los ideales comunistas.[111] Stalin también fue retratado en numerosas películas producidas por Mosfilm, que siguió siendo una empresa dirigida por los soviéticos hasta la caída de la Unión Soviética.
En Venezuela existen teorías de que se ha creado un culto a la personalidad alrededor del fallecido presidente Hugo Chávez, en el que sus seguidores lo veneran.[112] Durante su vida, Chávez logró un amplio soporte debido en parte a su carisma y al uso de fondos provenientes del petróleo en ayuda a los pobres.[113] Desde su muerte, sus seguidores, conocidos como chavistas, frecuentemente hablan de su muerte como una "transición hacia la inmortalidad", generalmente dando a Chávez el nombre de "comandante eterno".[114][115] Entre sus seguidores, Chávez ha sido comparado con figuras santas, especialmente por su sucesor Nicolás Maduro.[116][117][118][119][120]
Sin embargo, adeptos al chavismo rechazan que haya un culto a su personalidad, afirmando que es más bien una continuación de sus idearios políticos y que lo toman más como un modelo a seguir que como a una figura venerable, citando incluso el rechazo del mismo Hugo Chávez a un concepto semejante. Debido a esto, el concepto de que haya un culto a su personalidad en Venezuela es frecuentemente debatido.
La tendencia ha ido en notable disminución desde alrededor de 2020, cuándo las imágenes de Hugo Chávez en Venezuela comenzaron a ser removidas por el Estado y alusiones a su gestión dejan de ser recurrentes en la propaganda gubernamental, con miembros del llamado "chavismo crítico" (rama chavista opositora al Gobierno) afirmando que se trataría de un cambio de estrategia, un cambio hacia el neoliberalismo, un intento de "destrucción del legado de Chávez" y un reflejo de cómo Nicolás Maduro se ha alejado del socialismo y el "chavismo originario".[121][122]
Las tendencias del culto a la personalidad durante los últimos años por parte del Estado venezolano se han tornado últimamente en la imagen del actual regidor, Nicolás Maduro, desde propaganda política en televisión, beneficios sociales por parte del Estado, hasta donativos de juguetes para niños de Súper Bigote, superhéroe ficticio basado en dicho mandatario, el cual lucha contra figuras de la oposición al chavismo, personajes relacionados con Estados Unidos y con el capitalismo, o también personas reales como Elon Musk.[123][124]
El régimen del Partido Comunista de Vietnam ha mantenido continuamente un culto a la personalidad de Ho Chi Minh desde los años 1950 en Vietnam del Norte, y luego se extendió a Vietnam del Sur después de la reunificación, lo que considera una parte crucial de su campaña de propaganda en torno a Ho y el pasado del Partido.[125]
La antigua capital de Vietnam del Sur, Saigón, pasó a llamarse oficialmente Ciudad Ho Chi Minh el 1 de mayo de 1975, un día después de su captura, lo que puso fin oficialmente a la guerra de Vietnam.