Los roxolanos o rojolanos (en griego antiguo,Pωξολανοί) fue la segunda gran tribu sármata que cruzó el río Don a mediados del siglo II a. C.[1]
Primero saquearon el territorio del Don y después se establecieron al norte de los yázigas, en las estepas situadas entre los ríos Dniéper y Don. En parte, debieron haber sometido a los llamados sármatas reales, y en parte los obligaron a desplazarse hacia el oeste del Dniéper.
Hacia el 110 a. C., los habitantes del Quersoneso, amenazados continuamente por los escitas de la península táurica (actual Crimea) aliados con los roxolanos, pidieron ayuda a Mitrídates VI Eupator, rey del Ponto. Éste escuchó su petición y envió en ayuda de las polis pónticas una expedición mandada por Diofanto, un griego de Sinope, gran general y geógrafo prestigioso, que derrotó con sólo 6000 hombres a la alianza de escitas y roxolanos, acaudillada por Tasio, que disponía de 50.000 guerreros (107 a. C.).[2] A continuación se aliaron al ejército póntico de Diofanto, al que ayudaron a conquistar el Reino del Bósforo. Los nómadas tenían fama de ser muy belicosos, pero llevaban armas ligeras y no podían hacer frente a una falange. Usaban cascos y corazas de piel sin curtir, portaban escudos de mimbre y utilizaban como armas ofensivas lanzas, arcos y espadas.
A mediados del siglo I, formaron parte de una migración de tribus y se trasladaron al oeste del Dniéper. Parte de ellos se establecieron entre este río y el delta del Danubio, expulsando a los yázigas. Pero la mayor parte de los roxolanos se dirigieron al sur, y hacia el año 62 habían alcanzado las estepas de Bărăgan, en Dacia (la actual Rumania meridional). También se asentaron en la zona más allá de los montes Cárpatos y del Danubio.
Tan pronto como llegaron al Danubio, los roxolanos invadieron la Mesia romana y fueron rechazados. Tácito dice que fueron derrotados por los romanos del emperador romano Otón. Aunque fueron rechazados, millares de fugitivos «transdanubianos», probablemente dacios, buscaron refugio en la provincia romana de Dacia, donde se les permitió establecerse.
En el invierno del año 69, nueve mil roxolanos invadieron de nuevo Mesia y aniquilaron a la Legio III Gallica.[3] Pero poco después fueron sorprendidos por otro ejército romano y seriamente castigados. Una inscripción menciona la victoria de Tiberio Plaucio Silvano Eliano sobre los roxolanos. Una copiosa lluvia y un súbito deshielo les privaron de todas las ventajas que les procuraba la velocidad de su caballería.
En los años 85-86, volvieron a atacar Mesia. En las guerras dacias, que enfrentaron a Trajano contra los dacios, combatieron al lado de estos, y los yázigas lucharon en el bando romano. En el 92, roxolanos y dacios destruyeron a la Legio XXI Rapax.[4] En la primera campaña de los años 101-102, los roxolanos que pusieron su caballería pesada al servicio de los dacios, fueron derrotados.
Parece que permanecieron neutrales durante la campaña final de Trajano de los años 105-106, que terminó con la completa destrucción del Estado dacio. La creación de la provincia romana de Dacia trajo el poder romano al umbral del territorio roxolano.
Cuando Trajano celebró su triunfo en el 107, unos roxolanos cautivos fueron conducidos junto a unos dacios por las calles de Roma. En la Columna de Trajano, puede verse un destacamento de arqueros roxolanos a caballo huyendo ante los vencedores romanos, y su armamento corresponde exactamente al descrito por Tácito.
Terminadas las guerras dacias, se les concedió un subsidio con la condición de que se mantuvieran alejados de las fronteras romanas. En el 117 les fue cortado el subsidio; estalló otra guerra, y entonces el emperador romano Adriano, tuvo que abandonar Roma para arreglar la situación. Hizo un tratado con el rey de los roxolanos (probablemente Rasparasanus, mencionado en la inscripción de la victoria de Tiberio Plaucio Silvano Eliano), renovándoles el subsidio. Adriano reforzó una serie de fortificaciones preexistentes y construyó numerosos fuertes a lo largo del Danubio para contener la amenaza de los roxolanos.
En la época de Marco Aurelio, los roxolanos se unieron a la revuelta general de los sármatas, germanos y escitas, que estalló desde las regiones del río Rin hasta las del río Tanais. Marco Aurelio emprendió una campaña contra los roxolanos a lo largo de la frontera del Danubio. En 260 atacaron la provincia romana de Panonia; poco después contingentes de tropas roxalanas entraron al servicio del ejército romano. En el 118, el rey de los roxolanos se convirtió en vasallo de Roma. Después de esto los roxolanos se eclipsaron.
Los godos arrebataron Dacia a los romanos en el 271. Abundan las referencias acerca de ataques efectuados durante los siglos III y IV por los sármatas en territorio romano, emprendidos a menudo junto con los godos, pero es dudosa la identidad de las tribus sármatas que tomaron parte en tales ataques. Los que aparecen representados en el Arco de Galerio, en Salónica (año 297), quizá sean roxolanos, aunque también pueden ser alanos.
En el 377, los roxolanos que aún permanecían en la llanura rumana al este del Danubio, tuvieron que abandonar la región por la presión ejercida por los ostrogodos, quienes a su vez eran empujados por el avance de los hunos. Algunos roxolanos buscaron refugio en la Mesia romana, otros se retiraron más hacia el oeste y se unieron a los yázigas en la llanura húngara. En parte, fueron exterminados, probablemente, y en parte se unieron a los alanos, luego a los hunos y después a los ostrogodos.
El nombre de rhacalani (Ῥακαλάνοι), mencionado por Ptolomeo, es probablemente una variante del nombre de este pueblo. Su nombre podría derivar de Raxa, un río de su lugar de origen, quizá el Volga (Rha).
Estrabón describe algunas de sus costumbres, que en general eran similares a las de los sármatas.[5] Los llama «moradores de carros».
Sus tiendas de fieltro estaban sujetas a los carros en los que vivían. Alrededor de los carros estaban los rebaños que les procuraban la leche, el queso y la carne que les servían de sustento. Seguían a los rebaños, trasladándose a otros lugares donde pudieran pastar.
También dice que «son guerreros más bien que bandidos, aunque van a la guerra sólo por los tributos que se les deben. Ceden sus tierras a cualquiera que desee cultivarlas y se contentan con percibir a cambio un moderado tributo. Pero cuando los arrendatarios no pagan, les declaran la guerra.» Sus caballos, como los de los escitas, eran muy veloces y difíciles de manejar, por lo cual los castraban. También cazaban ciervos y jabalíes en los pantanos y onagros y corzos en las estepas.
Gracias a los objetos hallados en sus tumbas se sabe que poseían espadas de hierro, pequeñas puntas de flecha también de hierro y carcajes de corteza de abedul, que eran las armas de los arqueros montados ligeramente armados. Según antiguas descripciones, echaban el lazo a los enemigos en la batalla.
Tácito dio una vívida, aunque hostil, descripción de los roxolanos, cuando aparecieron ante los romanos:
El pillaje, y no la guerra, constituye su pasión; banda de ladrones, determinados a asolar el país... Su valor se basa totalmente en circunstancias externas. En un enfrentamiento con la infantería son de lo más cobarde. En un ataque de la caballería son impetuosos, feroces, irresistibles. Sus armas consisten en largas lanzas o sables de enorme tamaño, que manejan con ambas manos. Los jefes llevan cotas de malla de hierro o de duras pieles de animales, impenetrables a las armas enemigas, pero tan engorrosas para ellos mismos, que cuando uno cae en el campo de batalla, ya no puede volver a levantarse.
Los roxolanos se asentaron al este de los yázigos, ocupando las estepas entre el Dniéper y el Don. La primera parte del nombre roxolanos deriva del iranio rukhs, que significa «luminoso, brilloso, brillante, claro». Por lo tanto, el nombre roxolanos obviamente significaba «los alanos claros». Al este de los roxolanos, en el curso inferior del río Don, se encontraban las moradas de los aorsos. El nombre aorso deriva de la palabra irania ors o uors, que significa «blanco».[6] Las tribus sármatas de aorsi y roxolanos se extendieron ya en el siglo II a. C. por la zona de los ríos Volga, Don, Donets y Dnieper.[7]
Algunos de los clanes As y los que habitaban la región de Azov, eran conocidos desde al menos el siglo IV como Rukhs-As («As claros»), denominados también como roxolanos y rocas (Roc-As, Rog-As).[8]
En algunas fuentes orientales de los siglos IX y X, el río Don se denomina río Ruso o Eslavo. Asimismo, es en la región del Don donde el geógrafo anónimo de Rávena del siglo VII sitúa a los roxolanos. También menciona la ciudad de Malorosa (Mal-i-Ros) en el delta del Kuban. Todos estos nombres no son más que variaciones y transcripciones del mismo nombre básico: Rukhs-As.[9]
El comienzo de la cultura de Imenkovo se remonta a la zona provincial romana de los antos, que se desarrolló en los siglos II–IV en la región del norte del Mar Negro. Durante la invasión de los hunos, masas importantes de población agrícola se vieron obligadas a abandonar sus tierras habitadas, y luego uno de los grandes grupos de colonos desarrolló las áreas de la región del Volga Medio (los portadores de la cultura de Imenkovo). Es posible que el comienzo del etnónimo Rus se remonte a la época romana tardía, cuando tuvo lugar una simbiosis eslavo-irania en el área de la cultura de Cherniajov y varios etnónimos de origen iranio fueron adoptados por los eslavos. Se trata, en particular, de los antos, los serbios y los croatas.[10]
Las posiciones de los lingüistas sobre el origen iranio del etnónimo “Rus” adquieren una base histórica y arqueológica fiable. “Rus” es un etnónimo originariamente no eslavo, que empezó a utilizarse en el mundo eslavo en el período tardorromano, cuando los antos se formaron en las condiciones de la simbiosis eslavo-irania. Durante la invasión de los hunos, los portadores de este etnónimo (o parte de ellos) avanzaron hacia la región del Volga Medio y después de tres siglos regresaron a la margen izquierda de la región del Dnieper-Don. El lugar de su residencia aquí fue fijado y registrado en las crónicas como Russkaya zemlya o Tierra Rusa (en sentido estricto).[11]
Los topónimos con la raíz “ros-”, tanto en Crimea oriental como occidental, se encuentran en una zona donde, desde la segunda mitad del primer milenio d. C., abundantes evidencias arqueológicas confirman la existencia de una población similar a la de las regiones del Don y Azov. Los topónimos de Crimea con la raíz “ros-” y el material arqueológico de los asentamientos medievales tempranos de Táurica confirman la idea de Dmitriy T. Berezovets sobre la identificación total o parcial de los portadores de la cultura de Saltovo con los rus entre los geógrafos árabes.[12]
Según Oleg Trubachov, los contactos eslavo-iranios se remontan a un período no anterior a mediados del primer milenio a. C. Durante la época de los contactos en la región del Danubio entre los eslavos y los escitas y también con los indoarios, los eslavos absorbieron elementos iranios, algo que no ocurrió en la antigüedad.[13]
La realidad de la Rus en el sur y el sudeste (Mar Negro y Mar de Azov), además de los mencionados encuentros lingüísticos indoarios-rusos, se ve claramente confirmada por el carácter arcaico de la toponimia e hidronimia rusa actual de las regiones de Azov y Don.[14]
Formas relacionadas con el antiguo indio roka-, ruk- (luz, brillo), rukṣa- (brillante), son visibles en el topónimo Rocas (Roc-As), el nombre del pueblo cerca del Mar Negro mencionado por el historiador Jordanes (siglo VI); Rhocobae, el nombre de la ciudad en el mismo lugar mencionado por el historiador romano Plinio el Viejo (siglo I); Rosso Tar, lugar en la costa occidental de Crimea en la Edad Media; ‛Pευξιναλοί, nombre de la tribu (decreto de Diofanto, siglo II a. C.), que revela una variedad de fonética y formación de palabras y un significado legible de “claro, blanco”. También con un replanteamiento secundario en relación con el griego χρυσός (oro, dorado), se encuentra el nombre de la costa noroeste del Mar Negro Χρυσὸς αἰγιαλός (Costa dorada) por Constantino VII Porfirogéneta (siglo X); y Xρυσή, el nombre de la región del Póntico norte por Eusebio (siglo IV). Tanto los griegos como los eslavos del Dnieper entendían la antigua semántica de las designaciones indoarias de la región noroccidental del Mar Negro como el “lado blanco y brillante”, por ejemplo el griego Λευχὴ ἀχτή (Costa blanca) y el antiguo ruso Бѣлобережье (Costa blanca) en la desembocadura del Dnieper y sus alrededores. Los mapas antiguos italianos conocen el nombre “Rossatar” en la costa de Crimea occidental, que se lee con la ayuda de datos indios antiguos como “Costa blanca”. Y en este caso, se llama la atención sobre esta conexión de la memoria étnica eslava rusa con la tradición de utilizar el término “blanco, claro” como designación del país “occidental” del mundo, que se remonta a la antigua migración de la mayoría de los indoarios al sureste y el “lado blanco/occidental” (la región del norte del Mar Negro) quedó detrás de ellos. En este contexto, queda claro el uso de la palabra “a nuestro brillante príncipe ruso” en el tratado de Oleg con los griegos en el año 911. Hay otros signos de mantenimiento de la comprensión del antiguo significado de Rus como el “lado brillante”.[15]
En algunos idiomas todavía existe la costumbre de llamar a Occidente el lado blanco y luminoso (la luz del sol dura más en Occidente). En los primeros siglos de nuestra era, la región del norte del Mar Negro era el oeste para muchos nómadas que procedían de la gran migración desde el este.[16]
La investigación lingüística y toponímica de Trubachov mostró que en las tierras del Mar Negro, junto con el elemento étnico iranio, el componente indoario se conservó durante mucho tiempo. En este sentido, Trubachov deriva el etnónimo “Rus” de la base local indoaria *ruksa/*ru(s)sa (claro, blanco). En relación con la escritura del etnónimo “Rus” en las obras históricas bizantinas con la vocal “o” y la vocalización dual Rus/Rossiya, Trubachov señala que en los materiales toponímicos del norte del Mar Negro inicialmente se presentaron ambas variantes con “o” y con “u” y, por lo tanto, la ortografía griega tiene raíces antiguas en el norte del Póntico (Mar Negro). Ambas variedades fueron representadas originariamente en el sur y tienen su raíz en el producto específicamente indoario de la alternancia de vocales “o (au): u” en las formas indoarias Rok- (*rauk-), Ruk-, Ruks-, Russ-, Ross-. Tanto la variante “o” como la “u” son originarias del sur de Rusia.[17]